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El lenguaje de los ojos

08.07.2016 15:45

El lenguaje de los ojos

El lenguaje de los ojos

La comunicación verbal abarca apenas una pequeña parte de lo que permanentemente estamos expresando. Normalmente nuestras palabras vienen filtradas por los condicionamientos sociales o las circunstancias; por eso no siempre comunican lo que genuinamente queremos decir. Algo muy diferente ocurre con los ojos, a los que no por nada se les ha catalogado como las “ventanas del alma”.

El lenguaje de los ojos es básicamente inconsciente. Casi ninguno de nosotros mantenemos constantemente el control sobre la forma de mirar. Mucho menos podemos dirigir el rango de apertura de nuestras pupilas, o el grado de humedad del ojo. En esos pequeños detalles hay mucha información sobre lo que realmente pasa por nuestra cabeza.

El alfabeto de las pupilas

 

 

Las pupilas organizan mensajes muy sutiles, y por eso, generalmente, pasan desapercibidos. Sin embargo, tienen un alfabeto propio que es posible descifrar. El aspecto más visible es el tamaño, que cambia automáticamente según diversas circunstancias, sin que nuestra voluntad intervenga en ello.

Normalmente las pupilas se dilatan si nos encontramos frente a un objeto que nos resulta agradable y al que aceptamos sin reparos. Evidentemente también se hacen más grandes si la luz es escasa o tenemos dificultad para visualizar algo. Pero si las condiciones de iluminación y visibilidad son normales, la dilatación de la pupila es señal de gusto y atracción.

Lo mismo ocurre al contrario. Es decir, que cuando estamos frente a algo que nos genera rechazo o temor, las pupilas tienden a contraerse. Unas pupilas pequeñas revelan hostilidad o mal humor, incluso si no estamos mirando directamente el objeto fuente de esas emociones.

Es probable que este conocimiento se haya tenido de manera intuitiva desde hace cientos de años. Las prostitutas chinas y egipcias de la antigüedad utilizaban belladona en los ojos para aumentar el tamaño de sus pupilas, en el momento de atender a alguno de sus clientes. Estimaban que eso las haría más deseables.

En cuanto a las pupilas contraídas, es fácil observarlas en el gesto de cualquier persona que se disponga al ataque. Además de entrecerrar los ojos, si nos detenemos a observar, veremos que también disminuye el tamaño de las pupilas.

El movimiento de los ojos

 

 

Los ojos están en permanente movimiento, incluso cuando estamos dormidos. Normalmente se trata de pequeñas acciones en los párpados o el globo ocular, bastante difíciles de captar. Aún así, existen movimientos más explícitos que han dado pie para identificar lo que se esconde detrás de esa dinámica.

Si los ojos se mueven hacia arriba y se inclinan a la derecha, probablemente se han puesto en marcha los mecanismos de memoria del cerebro. El movimiento denota evocación de un dato o una situación pasada.Si en cambio se mueven hacia arriba y a la izquierda, lo más seguro es que se hayan activado las funciones creativas relacionadas con el ámbito visual. Este movimiento suele ocurrir cuando captamos una imagen que nos resulta sorprendente.

 

Orientar los ojos hacia abajo indica que hemos entrado en un proceso de introspección. Si la mirada se dirige a la izquierda, seguramente es porque se está elaborando un cálculo respecto a una situación o algún mensaje. Si se desplaza hacia la derecha, es señal de que se está llevando a cabo un proceso memorístico relacionado con sensaciones físicas.

Los movimientos de los ojos hacia la izquierda son el indicador más claro de que está activado un proceso creativoHacia la derecha nos habla de un proceso de memoria. Y en ambos casos alude a experiencias relacionadas con el sonido.

Estos son apenas algunos pequeños ejemplos de ese enorme universo que es la comunicación no verbal. Aunque son útiles para desentrañar lo que no dicen las personas con quienes hablamos, quizás tengan un valor más bien anecdótico, porque únicamente alcanzan a revelar algunos datos aislados sobre lo que hay en nuestro cerebro.

Foto: Augusto Serna – Vía Flickr

El silencio de la noche aumenta nuestros temores

08.07.2016 15:39

El silencio de la noche aumenta nuestros temores

El silencio de la noche aumenta nuestros temores

“El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peores de lo que son”.

Tito Livio (Emperador Romano)

Cuando somos niños, es frecuente que tengamos miedo a la oscuridad, pidamos a nuestros padres que nos dejen una luz encendida o que se queden a nuestro lado hasta que conciliemos el sueño. Pero… ¿qué ocurre cuando somos adultos? ¿Por qué tenemos miedos nocturnos que van más allá de las pesadillas?

 

Muchas veces, el temor aumenta cuando el sol se va. Esto no siempre quiere que la agitación se vaya a manifestar de manera física, con la alteración de nuestras constantes.

La agitación ocurre en la mente y puede causarnos muchos trastornos en nuestra vida cotidiana

 

 

 

 

Sabemos la causa exacta de nuestro miedo, de ese “monstruo” que no nos deja descansar como merecemos. Ese temor tiene nombre, forma, no es desconocido, ya que de lo contrario, se transformaría en ansiedad, dicen los expertos.

Tampoco significa que solo aparece por la noche y desaparece cuando amanece, sino que está presente todo el día, pero estamos tan ocupados o preocupados en otras cosas, que no pensamos en él. Por ello, se queda agazapado esperando a que la luna y las estrellas estén visibles para salir de su escondite. Allí es cuando sucumbimos a ese miedo.

Los temores más frecuentes de los adultos son: la propia muerte o la de un ser querido (lo mismo que le puede pasar a los niños), las dificultades económicas, los problemas personales, una situación a la que debemos hacer frente, etc.

Si nos basamos en una versión más antropológica, que busca la herencia que hemos recibido de nuestros antepasados, podemos entender que el ser humano vivía en constante peligro hace miles de años, sobre todo en las noches, cuando no podía ver bien (a diferencia de los animales) y no contaba con la iluminación adecuada.

 

 

 

 

 

 

 

En la oscuridad se esconden todo tipo de peligros. Desde un felino a un insecto, también otra persona que nos quiere hacer daño, un pozo que no vemos, un objeto que nos hace lastimar, etc. Nuestros ojos no están preparados para ver donde no hay luz y eso aumenta el temor o la desesperación.

Entonces, el “hombre de las cavernas” se mantenía atento con sus músculos listos para entrar en acción, toda la noche, a la espera de un ataque. Una vez que estableció un sistema de defensa, permaneciendo dentro de la cueva con una puerta o el fuego que lo ayudaba a ver mejor, empezó a dormir más tranquilamente, algo que siguió hasta nuestros días.

miedo adultos2

El peligro ahora no es un tigre que nos pueda devorar, pero hay otras cosas que no nos permiten dormir bien, como mantener el trabajo, pagar las cuentas, darle de comer a los hijos, etc. Quizás te parezca algo mínimo en relación a ser comido por un animal salvaje, pero eso es lo que nos toca actualmente.

La mente está demasiado acelerada durante el día y por la noche es difícil que pueda relajarse lo suficiente como para descansar. Al intentar dormir es cuando asaltan todo tipo de ideas, opiniones yreflexiones.

 

¡Hasta es probable que se te ocurran cosas maravillosas! Pero, también es un arma de doble filo, ya que tiene la capacidad de “recordarnos” todo aquello que durante el día hemos desoído por nuestras obligaciones y tareas.

¿Qué podemos hacer en ese momento? Pensar en otra cosa. Puede parecer fácil de decir en la teoría pero no en la práctica. ¡Pero vale la pena hacer la prueba! Lo que si, no dejes que el temor aumente al punto tal que no lo puedas dominar.

Raquel

 

Por ejemplo, si empiezas a pensar en tu muerte, gánale el pulso a los pensamientos de temor con momentos lindos que hayas vivido en los últimos tiempos. Si se trata de los problemas económicos, dale la vuelta pensando de qué manera gastar menos o buscar un nuevo empleo.

Otra teoría dice que debemos ignorar al miedo para que desaparezca, no “echarle más leña al fuego”. Trata de dormir haciendo caso omiso a tus temores.

Repite que cuando salga el sol tendrás nuevas oportunidades de disfrutar, que nada puede afectarte, que ese monstruo no tiene la capacidad para ganarte, que eres más fuerte que él.

 

 

 

 

 

Cree con mucha convicción que nada puede hacerte bajar los brazos y claudicar. ¡Y que ya eres un adulto como para dormir con la luz encendida!

 

No temas al miedo, transítalo

08.07.2016 12:17

No temas al miedo, Transítalo

No temas al miedo, transítalo

Sentir miedo es algo normal. Esto se debe a que el cerebro de todos los seres vivos, al encontrarse en situaciones de riesgo, reacciona de manera instantánea en defensa propia. En otras palabras, en situaciones de peligro se activa de manera instintiva un sistema de protección frente a posibles ataques o situaciones que puedan generar algún desequilibrio.

En el ser humano la forma de enfrentar el miedo es el resultado de la confluencia de mecanismos instintivos y del aprendizaje que se ha ido acopiando en diversas situaciones. O sea, en este sentido se podría decir que a la hora de enfrentar una amenaza se activa en un primer momento el instinto de conservación, pero también un proceso mental aprendido que induce a actuar en uno u otro sentido.

“El miedo es ese pequeño cuarto obscuro donde los negativos son revelados.”
-Michael Pritchard-

 

 

 

 

chica-abrazando-a-un-oso afrontando el miedo

No obstante, la forma de reaccionar ante algo temido varía de una persona a otra. Hay quienes actúan agresivamente mientras que otros se quedan inmóviles y con la mente en blanco intentando diseñar (o no) alguna posible solución ante al peligro que tienen de frente.

Hay también los que tienen sangre fría y son capaces de pensar rápidamente para eludir o enfrentar la amenaza de manera acertada.






El ser humano tiene una psiquis compleja y no siempre siente temor frente a amenazas reales. A veces se trata simplemente de fantasías que nacen de experiencias traumáticas y que se enquistan en la mente. Estas dan lugar a temores frente a peligros que no existen, pero que pueden ser muy invasivos y hasta socialmente incapacitantes.

El miedo es una fuerza que se puede transmutar

Hay una verdad universal: el miedo se supera enfrentándolo. Muy fácil decirlo, muy difícil ponerlo en práctica, pero así es. De hecho, el miedo es una emoción con gran poder y si lograr transmutarlo en una fuerza interna que te permita seguir adelante, te convertirás en una persona más segura y más libre.

Cuando te enfrentas a una situación que te genera tensión y tienes el firme propósito de superarlo, hacerte algunas preguntas puede ayudarte: ¿por qué te sentiste así?, ¿qué recuerdos o sentimientos llegaron a ti en ese momento?, ¿cómo reaccionaste o en qué parte de tu cuerpo sentiste que se escondió esa aprensión?

Las respuestas te permitirán delimitar el temor y materializarlo, con el fin de que lo hagas consciente y evites que se repita una situación similar. Así que lo primero es percatarse sobre por qué aparece la aprensión. De esta forma podremos identificar sus causas y la función que cumple en las situaciones que experimentamos.

Hacernos conscientes de las causas nos permitirá evaluar si corresponde a un temor que busca protegernos de un peligro real o si se trata de un desequilibrio imaginario en nuestra vida.

 

 

 

 

 

¿Qué hacer frente al miedo?

joven entre la maleza

Para poder identificar cuál es la naturaleza del miedo que sientes, necesitas:

  •   Hacer una pausa y rodearte de un ambiente tranquilo en el que puedas reflexionar sobre los temores que sufres. Intenta simplemente respirar profundo y tranquilizarte, pues de este modo tu conciencia fluirá mejor.
  •   Ante todo no te sientas culpable por haber sentido miedo y recuerda que es algo normal, que puedes irlo venciendo poco a poco.
  •   Confía en ti. Recuerda que en ese temor hay también un aprendizaje sobre ti mismo y lo puedes convertir en una maravillosa enseñanza.

No veas el miedo como un enemigo, pues este es adaptativo. En realidad, por miedo se cometen grandes tonterías, pero también se llevan a cabo grandes hazañas. Quien tiene miedo de fallar, a veces se esfuerza un poco más. Quien tiene miedo de perder la libertad, puede enfrentarse a temibles riesgos con tal de preservarla.

El coraje está hecho de miedo. Lo que varía entre un “cobarde” y un “valiente” es simplemente una decisión. No es que el “valiente” no tenga miedo, sino que ha decidido transitarlo en lugar de evadirlo.

 

 

 

 

 

Esto no es para nada un proceso fácil. Se logra como se obtienen los grandes logros en la vida: conconstancia, paciencia y paso a paso. Lo único determinante en relación al miedo es que haya una auténtica decisión de superarlo. No hay otra manera de lograrlo que diseñar una estrategia con la que te sientas cómodo para mirarlo a la cara.

Aprender del miedo

Si luchas contra el miedo sin entender su fundamento y de forma irracional, seguramente podrás manejarlo de forma inmediata y ligera, pero no lo estarás combatiendo de raíz, por lo que podrá reaparecer en cualquier momento. Al miedo hay que pensarlo, no es bueno que te dejes llevar por arranques temerarios sin mayor conciencia de lo que estás haciendo.

hombre entrelazado con una sábana

Como bien lo dice el adagio popular “El miedo es una acción y el coraje es una reacción”. Recuerda esto para los momentos en los que te sientas petrificado, inmóvil o sin ganas de seguir con tus planes. De lo contrario, podrías arrepentirte por hacerle caso al temor y no a tus verdaderos sueños y deseos.

No olvides que el miedo se expresa física y mentalmente. Físicamente se puede combatir con un buen manejo de la respiración en momentos de crisis. Es un método para percibir mejor tu cuerpo y precisar los cambios que se operan en él de modo que puedas controlarlos.

Pero no basta con esto. Hay que hablar sobre el tema y expresar tus sentimientos a otros, escribirlos o simplemente mirarte a un espejo y hablar contigo mismo de lo que sucede. Estos son recursos idóneos para encontrar ese equilibrio que te hace falta. Porque el temor no se supera escondiéndose de él; por eso no le temas, transítalo.

Tu vida empezará a cambiar cuando dejes de esperar

08.07.2016 10:04

Tu vida empezará a cambiar cuando dejes de esperar

Tu vida empezará a cambiar cuando dejes de esperar

 

A menudo nos dicen aquello de que esperar siempre vale la pena, que hay que tener paciencia porque las cosas siempre acaban llegando. Ahora bien, no hay que caer en el extremo de dejar nuestra existencia “en modo espera” permitiendo que se escape nuestro presente.

Según un estudio publicado en la revista “Boston Globe” las personas , y en especial la población más joven, busca siempre gratificaciones inmediatas porque carece de paciencia a corto plazo. Sin embargo, en lo que se refiere a la proyección de futuro y consecución de metas, “la necesidad de inmediatez” no es tan intensa. Somos capaces de esperar largos periodos hasta que llegue nuestro momento.

En ocasiones, la ansiedad por esperar mucho por algo, trae como consecuencia la desilusión de que ese algo sea algo que no esperábamos.






Tu vida empezará a cambiar en el momento en que dejes de esperar y ajustes tus expectativas a la realidad. Debemos ser agentes activos de nuestro presente, creadores de nuevos pensamientos y emociones que den aliento a acciones mas novedosas. Te invitamos a reflexionar sobre ello.

mujer con los ojos cerrados cansada de esperar

Cuando esperar se convierte en una elección voluntaria

Hay quien hace de su propia existencia una antesala eterna donde todo se sueña pero donde nunca llega nada. En cambio, otras personas, experimentan una retroalimentación muy negativa ante estos estados de aplazamiento de la recompensa o ese objetivo vital.

Queda claro que no todos afrontamos de igual modo estas situaciones de espera: unos se desesperan y otros se acomodan. En este segundo caso estaría ese concepto al que muchos suelen definir como“un mal moderno”: la procastinación.

  •   La procastinación es el acto de postergar de forma sistemática aquellas tareas que deberíamos hacer.
  •   Es un fenómeno social y psicológico que no siempre tiene que ver con la simple pereza, va más allá de esta idea y explica también el hábito de retrasar o aplazar actividades o proyectos esperando que el futuro las resuelva.
  •   El “procrastinador” suele sobrestimar el tiempo que le queda para realizar una tarea o un proyecto. Piensa que es mejor esperar al momento adecuado, que por su puesto, nunca es el “aquí y ahora”.
  •   Hay que tener en cuenta que la procrastinación también se da en esas personas muy activas que disfrutan gestando ideas, pero que nunca las llevan a cabo porque al momento, han cambiado de opinión y tienen otro objetivo en mente.

Las cosas nunca llegan por si solas, es posible que el destino nos traiga la suerte en un momento dado, pero esto no es muy frecuente. El futuro no resuelve las cosas si nosotros no propiciamos antes el movimiento, la acción y el propio deseo de cambio está en nuestra mente. Deja de esperar y tu realidad será distinta.

Se vive mejor sin esperar nada de nadie y esperándolo todo de nosotros mismos.

 

 

 

 

hombre con luz entre las manos

Deja de vivir en “modo espera”: se artífice de tu realidad

A pesar de que León Tólstoi nos dijera que todo llega para el que sabe esperar, en realidad, vivir en “modo espera” nos puede hacer caer en un estado de frustración e indefensión muy desesperante.

 

En un estudio publicado en la revista “Psychological Science” en 1997, se nos advertía ya de lo peligroso que podría llega a ser postergar las cosas o limitarnos a esperar a que el propio futuro nos traiga, por sí mismo, nuestros objetivos.

Debemos ser agentes activos de nuestra realidad, y por ello, es necesario tener en cuenta estas ideas:

  •   Deja de centrar tus expectativas solo en el mañana: con esto no queremos decir que no debamos tener en cuenta el futuro, pero para que el devenir que soñamos sea factible es necesario actuar en el aquí y ahora.
  •   Deja de esperar tantas cosas de los demás: focalizar altas expectativas en quienes nos rodean nos trae sufrimiento. Espera resultados de ti mismo, toma una actitud realista sobre lo que te envuelve y permítete ser receptivo en lugar de exigente con quienes te rodean.
  •   No existe una vida perfecta, pero sí un estado en el que puedas ser feliz. Con esta idea se resume una vez más el peligro de establecernos altas expectativas. La perfección no existe, pero sí ese equilibrio maravilloso en el que ser tú mismo y sentirte orgulloso de lo que tienes.
  •   Entrena tu capacidad de actuar y decidir sin miedo. Ser protagonistas de nuestra historia nos obliga a ser agentes activos de continuas transformaciones que debemos llevar a cabo sin temor.

mujer colgando lunas en árboles

 

En ocasiones nos pasamos el tiempo soñando con un futuro que cuando llega, no nos trae nada nuevo. Entonces volvemos a esperar, a proyectar. En lugar de frustrarnos, deberíamos ser capaces de iniciar el cambio, diseñar un plan, salir de la zona de confort, tocar la luna con la yema de nuestros dedos siempre que nos sea posible… En definitiva, deberíamos ser capaces de apuntar alto.

Aprender a soltar, para permitirnos recibir

25.06.2016 11:46

Aprender a soltar,
para permitirnos recibir

Aprender a soltar, para permitirnos recibir

A veces, soltar no es necesariamente un sacrificio ni un adiós, sino más bien un “gracias” por todo lo aprendido. Es dejar ir lo que ya no se sostiene por sí mismo para permitirnos ser más libres y auténticos y recibir así lo que tenga que llegar.

Si pensamos en ello durante un minuto nos daremos de que las mejores decisiones, esas a las que le sigue un estado de grata felicidad, implican precisamente el tener que soltar algo. Puede que sea un miedo, una angustia, el poner distancia de un lugar o incluso de una persona. La renuncia es parte del proceso de la vida. Es algo natural, porque todos estamos obligados a elegir en qué y en quién invertimos nuestro tiempo y esfuerzo. 

Suelto, entrego, confío y agradezco, porque hay que dejar ir lo que no quiere quedarse, lo que pesa, lo que ya es falso… Para permitir así que en nuestro corazón solo quede lo que es auténtico.

 

 

 

 

 

Un hecho a tener en cuenta también es que el acto de soltar, por sí mismo, no implica solo cortar esos lazos que ponen vetos al crecimiento personal y a la felicidadSoltar significa en ciertos casos tener que desprendernos y reformular muchos de nuestros constructos psicológicos, tales como el ego, el rencor, o incluso el propio miedo a la soledad.

Porque quien quiera recibir, debe tener preparado el corazón para acomodar esa nobleza que no entiende de egoísmos ni de tormentas interiores.

león

La ambición y la necesidad de acumular

En la sociedad actual hemos asociado la conquista de ciertas cosas con la idea de felicidad. “Seré feliz cuando haga ese viaje, cuando tenga pareja, cuando tenga mi propia casa, cuando me aumenten el sueldo, cuando tenga coche nuevo, teléfono nuevo, cuando pierda unos kilos, cuando estrenen la nueva temporada de mi serie favorita…”

Compramos libros y más libros para aprender a ser felices mientras esperamos que algo cambie, mientras aguardamos que en algún momento, todo lo acumulado nos ofrezca la respuesta que esperamos. Frédéric Beigbeder, un famoso escritor, creativo y publicista francés, dijo una vez que en el mundo de la publicidad nadie desea que las personas sean felices. Sencillamente, porque la gente feliz “no consume”.

La felicidad es algo que las sociedades modernas nos venden como una “ilusión”, algo que debe ser breve y efímero para obligarnos así consumir más. De ahí la “obsolescencia programada” de los aparatos electrónicos, de ahí la idea de que para ser feliz hay que ser atractivos y llevar determinadas ropas, tener muchos amigos, y buscar el amor ideal en las páginas de contactos, donde las relaciones pueden iniciarse hoy y desecharse mañana en un solo “click”.

mujer lanzando pájaro

Hemos creado un mundo donde valores como la ambición y el inconformismo patológico nos alejan por completo del auténtico sentido de la felicidad. Vivimos pendientes de lo que nos falta, sin darnos cuenta de todo lo que en realidad, nos sobra. Todo aquello que deberíamos soltar para compensar el equilibrio, para ser nosotros mismos.
 

Para ser felices hay que tomar decisiones y… Soltar

La vida es muy corta para vivir permanentemente frustrados. Por ello, y si de verdad deseamos ser felices debemos ser capaces de tomar decisiones, de saber en qué y en quién deseamos invertir nuestro tiempo. Ahora bien, como ya puedes intuir, decidir implica muchas veces tener que renunciar, un ejercicio que deberá hacerse de forma consciente y madura asumiendo las consecuencias.

 
La vida es un eterno dejar ir, porque solo con las manos vacías serás capaz de recibir.

 

 

 

 

Para ayudarte en el complejo camino de la renuncia y en el arte de soltar, vale la pena recordar quepara la filosofía budista la felicidad no es más que un estado mental de calma y bienestar. Así pues, atiende con sosiego y sabiduría todo aquello que te envuelve para intuir qué te ofrece serenidad y qué ruido, qué y quién nutre tu alma con respeto y qué o quién te trae tempestades en días despejados. Decide, elige, confía en tu instinto y, sencillamente, suelta.

brezo

Otro aspecto que es preciso recordar es quien tiene la valentía para soltar también debe ser digno para recibir. De ahí, que valga la pena reflexionar unos instantes en estas dimensiones:

  •   Hemos de renunciar a nuestra necesidad por mantener siempre el control sobre los demás. Es necesario “ser” y “dejar ser”. Quien reclama libertad personal para crecer debe ser capaz a su vez de poder ofrecerla.
  •   Renuncia a la necesidad de tener siempre la razón. Asumir el equívoco es crecer y saber guardar silencio cuando el momento lo requiere es un acto de sabiduría.
  •   Suelta tu ego, libérate de la necesidad de impresionar, de tener que competir, de reclamar la atención cuando nadie te observa, de buscar cualquier falsa compañía cuando temes a lasoledad. Suelta tu miedo para permitirse ser auténtico, para ser tú mismo, esa persona que es tan capaz de dar, como de recibir.

En conclusión, en esta compleja pero apasionante lucha cotidiana por ser felices, todos nosotros deberíamos practicar el saludable ejercicio de soltar lo que nos pesa, amar lo que ya tenemos y ser agradecidos ante todo lo bueno, que sin duda, está por llegar.

Cargo sobre ti mi culpa (proyección psicológica)

25.06.2016 11:41

Cargo sobre ti mi culpa
(proyección psicológica)

Cargo sobre ti mi culpa (proyección psicológica)

Proyección psicológica. Este término desarrollado ampliamente por la teoría freudiana, nos muestra una práctica familiar con la que nos encontramos muy a menudo. Puede que incluso nosotros mismos, lo hayamos hecho en alguna ocasión casi sin darnos cuenta.

¿Un ejemplo? Piensa en esa época en la que estabas profundamente enamorado/a de alguien. De algún modo, y casi inconscientemente, atribuiste a esa persona rasgos y virtudes que no se correspondían totalmente con la realidad. Ensalzabas su bondad, su preocupación, sus aciertos y grandes atributos por ese halo de perfección que tú mismo proyectabas en él/ella.

El amor, es en ocasiones un contexto muy propicio en el cual desarrollar la proyección psicológica. Pero el verdadero problema, el más complejo, sucede cuando se pone en práctica una proyección claramente negativa. Ahí donde la persona que la ejecuta, tiene unas evidentes carencias emocionales, atribuyendo en otros, pensamientos llenos de rabia o ansiedad.

Hablemos hoy sobre los sentimientos de culpa, y de cómo en ocasiones, lejos de asumirlos y afrontarlos, se apuntan al exterior con la intención de herir a los demás. A los que tienen más cerca, a los que supuestamente, más aprecian.

 

La proyección: distorsionar la realidad en beneficio propio

 

 

Empecemos poniendo un ejemplo. Tu pareja es una persona insegura que teme al compromiso. Lejos de asumir esa realidad, empieza a castigarte a ti asegurándote que no le pones las cosas fáciles. Que siempre estás dándole muestras de desconfianza y de claro deseo de hacerle daño.
El problema no está en ti, está en él/ella. Pero lejos de afrontar que tiene un problema de autoestimay autoconfianza, te castiga a ti poniendo en evidencia cosas que no son verdad. Te dispara su rabia con afilados dardos, y proyecta sus emociones negativas en tu persona porque de ese modo, consigue todas estas dimensiones:

1. Ignorar el problema y atribuirlo a los demás.

2. Liberarse de esa carga interna y dejarla en el exterior, en las personas que están a su alrededor.

3. Generando culpa en los demás, consigue una clara posición de poder. “Yo NO tengo el problema”, lo tienen los DEMÁS, el mundo es quien debe moverse mi alrededor, no yo.

4. Al interpretar que son los demás quienes tienen el verdadero problema, logran distorsionar de tal modo su realidad que llegan a creerla. A creer su fantasía, su error, negando así sus verdaderas carencias.

¿Cómo romper las proyecciones psicológicas?

El tema de la proyección psicológica es realmente complejo. Y tristemente frecuente. En ocasiones, muchas personas que viven sometidas a maltratos físicos y psicológicos, siguen proyectando en sus parejas una imagen positiva. ¿Por qué razón? Porque de ese modo se auto-protegen de la realidad.

“Si mi pareja siente celos es porque me quiere”. “Mi pareja en el fondo me quiere, en ocasiones comete errores, pero es la persona que más se preocupa por mí”. Proyectar estas ideas es caer en una distorsión de la realidad, donde su mundo es más inocuo. Ahí donde no aceptar la realidad con toda su crudeza, ahí donde toda persona valiente, debería poder reaccionar y defenderse.

Pero entonces ¿Cómo romper estas proyecciones?

1. Darnos cuenta de que lo que proyectamos en los demás, es en realidad un mecanismo de defensa. Un salvavidas en el cual acogernos para no admitir algo determinado.

 

2. Hay que comprender que proyectar culpa y rabia en quienes están a nuestro alrededor, no va a conseguir más que generar más emociones negativas. Caeremos en un círculo vicioso donde esa falsa “sensación de poder”, nos ocasionará a largo plazo una dura caída.

3. Si eres tú quien sufre esa proyección por parte de otra persona, hazle ver claramente cómo te sientes. Adviertele que ese comportamiento, no se podrá mantener durante mucho tiempo. Que te sientes mal, humillado/a y manipulado/a.

4. Entiende también que en el momento en que la persona asuma que su proyección psicológica esconde en realidad una carencia personal, hará que pierdan su “sensación de control”. Sufrirán una especie de caída personal en la cual, necesitarán ayuda y apoyo para “reconstruirse”. Para afrontar dichos problemas, dichas carencias.

Pero en general no es nada fácil aceptar que todos proyectamos en alguna ocasión. A veces, lo hacemos sin darnos cuenta, pensamos que el defecto está ahí fuera y no en nosotros mismos. Pensar que la persona que amamos es poco más que una criatura perfecta, por ejemplo…

Todos tenemos defectos, todos tenemos carencias. Lo ideal, sería actuar siempre con humildad y objetividad… Porque al fin y al cabo, todos somos bellísimos seres imperfectos que intentamos sobrevivir en un mundo complejo para ser felices. ¿Estás de acuerdo?

 

Cortesía imagen: Nicoletta Ceccoli

Lágrimas que cicatrizan heridas

25.06.2016 11:35

Lágrimas que cicatrizan heridas

Lágrimas que cicatrizan heridas

Las lágrimas tienen una importante función biológica: limpian nuestros ojos. Nos permiten disponer de una visión más despejada y son las encargadas de oxigenar nuestra córnea. Adicionalmente, operan como un lubricante natural y tienen compuestos antibacteriales que nos resguardan de las infecciones.

Las lágrimas también funcionan como indicadores de heridas en nuestro organismo. Activan mecanismos para que las células especializadas en procesos de defensa y cicatrización acudan a dicha zona para repararla: esto quiere decir que guardan una relación directa con nuestro sistema inmunológico.

“Si en alguna circunstancia, la vida te ha dejado heridas espera a que sanen y no abras más…”
-Alessandro Mazariegos-

 

 

 

 

 

Pero las lágrimas no son solamente una acción fisiológica. De hecho, la mayoría de nosotros las vemos como expresión de un contenido emocional. Se llora por una gran tristeza, por un miedo gigantesco o por la mayor felicidad. Se llora, porque se siente.

mujer con corona de flores en el agua

Las lágrimas, en ocasiones, atenúan la lluvia

Llorar es una manifestación subjetiva que tiene, por un lado, una función comunicativa: la de expresarle a los demás cómo nos sentimos, tratando de despertar en ellos un sentimiento de solidaridad. Por otro lado, las lágrimas tienen un objetivo terapéutico porque alivian las tensiones acumuladas en el día a día.

El llanto es un trámite emocional que puede tener diversos orígenes. El acto de llorar supera nuestra necesidad de control y, por tanto, en ocasiones por más que queramos evitarlo, terminamos llorando.El llanto indica falta de control, pero al mismo tiempo rompe una barrera de expresión.

Mujer con los ojos cerrados llorando

Esto sucede porque en nuestro cerebro existen dos zonas diferenciadas: un área prefrontal, encargada de tareas ejecutivas como razonamientos, toma de decisiones y donde se encuentran la voluntad y otra zona cuya función es la de activar los actos reflejos, que por lo mismo son automáticos e involuntarios. Las emociones tienen origen en esta última zona, que a su vez es la zona más primitiva de nuestro cerebro.

Qué opinan los científicos sobre el llanto

 

 

Podemos llorar como resultado de picar una cebolla, lo cual simplemente constata el estado de normalidad de nuestro sentido del olfato asociado con nuestras glándulas lacrimales. También se puede llorar en casos particulares, en los cuales las causas obedecen a enfermedades. Este tipo de condiciones se conoce con el nombre de “llanto patológico”.

Investigaciones adelantadas por diversos científicos, revelan que al llorar se liberan sustancias comoendorfinas, adenocorticotropina, prolactina y sales de manganeso y potasio, responsables de los altos niveles de angustia y excitación en nuestro organismo. Acto seguido, experimentamos un estado de relajación y de paz. De manera complementaria, al llorar las lágrimas actúan como un analgésico que reduce el dolor.

El llanto es disparado por estados de ánimo negativos de intensidad elevada como tensión, rabia o angustia, pero también por emociones positivas muy fuertes, como por ejemplo una alegría intensa. En cualquier caso, lo que se experimenta es una sensación de que el hecho es muy grande frente a nosotros.

mujer ocultando sus lágrimas

¿Es bueno reprimir el llanto?

Reprimir el llanto es perjudicial para la salud. En la mayoría de culturas no tiene buena acogida ver a los hombres llorar, pues este acto es asumido como una debilidad. Como resultado, especialmente los hombres tienden a reprimir sus emociones, en oposición a las mujeres a quienes se les asocia con el llanto fácil.

El origen de dicha percepción obedece a modelos equivocados de educación con “criterios” machistas.Contener las lágrimas aumenta la frustración, la agresividad y produce bloqueos.

Ante la pérdida, de un ser querido por ejemplo, sobreviene una tristeza profunda: un proceso de duelo en el que la mejor ayuda es llorar. Esto hace parte de la vida. Cuando no se tramita y se reprime, trae como consecuencia la aparición de enfermedades, ya que tiene lugar un proceso de somatización por la represión del dolor emocional. Así, llorar es sano cuando es proporcional a la razón que lo desencadena.

niño llorando

Por el contrario, el llanto es insano cuando las causas que lo generan son desconocidas y está acompañado por falta de sueño o de apetito, disminución del peso, estar desmotivado e incluso querer morir. En estas situaciones desproporcionadas pueden hacernos sospechar a cerca de la existencia de un trastorno emocional al que se debe prestar especial atención, ya que requiere un tratamiento profesional.

Aspectos adicionales

Aunque se conocen los procesos fisiológicos que intervienen en el mecanismo del llanto y los elementos psicológicos que participan en este, hay aspectos que se desconocen y que, por tanto, siguen siendo un misterio. Llorar parece ser una característica exclusivamente humana, ninguna otra especie llora sus emociones.

Algunas teorías enuncian que el acto de llorar más básico es resultado del dolor físico, mientras que las más complejas afirman que es el resultado evolutivo de un tipo de comunicación no verbal que tiene por objetivo obtener ayuda de otros. Esto se verifica por ejemplo en el llanto de un bebé que busca la atención de su madre.
mujer sujetando una cometa en forma de pájaros

Sea como fuere, lo cierto es que el llanto, en condiciones normales, es un acto liberador. Y lo es, porque permite expresar los sentimientos y las emociones más allá de las palabras. Hay formas dedolor que no admiten un discurso, sino que demandan un gesto físico. Eso es el llanto: un gesto corporal que conduce a un estado de paz, cuando es espontáneo.

 

Ley del espejo: lo que ves en los demás es tu reflejo

25.06.2016 11:28

Ley del espejo:
lo que ves en los demás es tu reflejo

Ley del espejo: lo que ves en los demás es tu reflejo

A la hora de construir cada paso de nuestro crecimiento personal nos enfocamos en exceso tan solo en nuestro interior, cuando gran parte de lo que podemos aprender reside en el exterior o en nuestro entorno de confianza. Infinidad de leyendas nos enseñaban desde la antigüedad que lo que vemos en los demás nos revela información sagrada de lo que somos nosotros mismos.

Muchos han sido los estudios sobre psicología personal que afirman que el exterior actúa como unespejo para nuestra mente. Un espejo donde vemos reflejadas diferentes cualidades, características y aspectos personales de nuestra propia esencia, de nuestro ser más primitivo

Hablamos de las situaciones que frecuentemente se nos dan en nuestro día a día cuando observamos algo que no nos gusta de los demás y sentimos un cierto rechazo, incluso disgusto. Pues bien, estamos ante la ley del espejo, la cual establece que de alguna manera ese aspecto que nos disgusta de determinada persona existe en nuestro interior. ¿Por qué sucede esta experiencia? Hoy te compartiremos su función y el origen de esta ley.

“La gente solo nos devuelve el reflejo de la forma en que les hablamos.”
-Laurent Gounelle-

El defecto que percibimos, ¿está en el exterior, no en nosotros mismos?

 

 

 

 

 

 

 

La ley del espejo establece que nuestra inconsciencia, ayudada por la proyección psicológica que realizamos durante ese momento, nos hace pensar que el defecto o desagrado que percibimos en los demás solo existe “ahí fuera”, no en nosotros mismos. La proyección psicológica es un mecanismo de defensa por el que atribuimos a otros sentimientos, pensamientos, creencias o incluso acciones propias inaceptables para nosotros.

Mujer hablando a otra al oído

La proyección psicológica comienza a ponerse en marcha durante experiencias que nos suponen un conflicto emocional o al sentirnos amenazados, tanto interior como exteriormente. Cuando nuestra mente entiende que existe una amenaza para nuestra integridad física y emocional, esta emite como rechazo hacia el exterior todas esas cualidades, atribuyéndoselas a un objeto o sujeto externo a nosotros mismos. Así, aparentemente, colocamos dichas amenazas fuera de nosotros.

Las proyecciones suceden tanto con las experiencias negativas como con las positivas. Nuestra realidad la trasladamos sin filtro al mundo exterior, construyendo la verdad exterior con nuestras propias características personales. Una experiencia característica de la proyección psicológica sucede cuando nos enamoramos y atribuimos a la persona amada ciertas características que tan sólo existen en nosotros.

Proyectamos sobre el entorno nuestra propia realidad

 

 

La ley del espejo se refleja cuando afirmamos “conocer” muy bien a otras personas y en realidad lo que hacemos es proyectar sobre ellas nuestra propia realidad. Cuando se da esta situación estamos superponiendo nuestra visión proyectada de nosotros mismos sobre la imagen física de dicha persona captada por nuestros sentidos.

Mujer mirándose en un espejo

Ser conscientes de aquello que proyectamos en los demás nos permite descubrir cómo somos en realidad. El permitirnos tener constancia de este mecanismo mental nos facilita recuperar el control sobre lo que está sucediendo en nuestro interior para poder hacernos cargo y trabajar aquellos aspectos de nosotros que no deseamos mantener o queremos transformar a positivo.

Es imprescindible recordar que todo lo que llega a través de nuestros sentidos lo damos como cierto, sin reconocer muchas veces la parte de interpretación o de subjetividad que hay en ello. Vivimos de acuerdo a esta forma de percibir la realidad, creando distorsiones negativas o que nos generan malestar a la hora de relacionarnos con las personas de nuestro entorno, incluso con nosotros mismos.

Si queremos emplear este recurso natural -el proyectar- de forma sana y plena para obtener un crecimiento interior saludable, la meditación nos ayudará a trazar dicha frontera, facilitándonos el aprender a ver las cosas como realmente son. Siempre recordando la premisa de que “observar dice más sobre el observador que sobre lo que se observa”.

“Pero lo vi… Mi espíritu sin calma era ya de tu espíritu un reflejo. Toda mi alma se espació en tu alma, y en ella viose como en claro espejo.”
-Pedro Antonio de Alarcón-

 

 

 

 

 

 

Las personas emocionalmente fuertes lloran con las películas

25.06.2016 11:15

Las personas emocionalmente fuertes lloran con las películas

Las personas emocionalmente fuertes lloran con las películas

Hay personas de lágrima fácil que lloran con películas o con situaciones emotivas. Un a expresividad emocional que tradicionalmente ha sido considerada “de mujeres” y a la que se ha señalado como un signo de debilidad y cursilería. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, llorar es propio de personas emocionalmente fuertes.

No hay nada vergonzoso en sollozar. Es una reacción natural ante un estímulo que nos provoca esas lágrimas, que en ocasiones tanto intentamos esconder. Todo esto ocurre porque asociamos la acción de llorar con lo negativo, pero ¿Acaso no lloramos también de alegría?

Aprende de todas y cada una de las lágrimas que derrames en tu vida

Llorar con las películas indica empatía

 

 

 

 

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Las películas nos muestran una ficción que nos hace sentir emociones reales
. Por eso, llorar con ellas es un signo de que sabemos empatizar con los personajes que participan en la acción. Nos ponemos en su piel, sentimos como si fuéramos ellos, vemos la realidad a través de sus ojos, dejamos nuestras circunstancias para trasladarnos a las suyas… Todo esto nos permite comprender su situación.

Pero, ¿hay alguna explicación racional para todo esto? Lo cierto es que cuanta mayor sea la carga emocional de la película nuestro cerebro liberará más oxitocina. Una investigación realizada en laClaremont Graduate School descubrió que la segregación de esta hormona nos ayuda a conectar con otras personas, ocasionando que seamos más amables, más empáticos, más comprensivos.

película "el diario de noah"

Por lo tanto, llorar no es para nada un signo de debilidad, sino más bien una señal de empatía, de que sabemos conectar con los demás, de que podemos sentir en nuestra piel las emociones ajenas y esto nos hace personas emocionalmente fuertes, no lo contrario.

La empatía se encuentra vinculada con las neuronas espejo, las grandes encargadas que hacen posible que nos pongamos en la piel de los demás

Además, las personas que carecen de empatía tienen una gran desventaja en sus relaciones interpersonales. No sabrán conectar ni entender qué puede sentir la persona que está frente a ellas. Esto les provocará serios problemas y conflictos. Conectar con los demás es muy importante para establecer relaciones sanas y que impliquen apoyo.

Llegados a este punto, queda claro que llorar no nos hace más débiles, ¡esto es un mito! Cada vez que te encuentres con una persona que llora por casi todo, ya no la verás como alguien débil, sino que sabrás que es más fuerte de lo que piensas. ¿Tú también lloras con las películas?

Llorar mejora nuestro estado de ánimo

 

 

Lo contrario a llorar, creemos que es sonreír. La risa es lo que aumenta nuestro estado de ánimo, lo que nos hace sentir felices y dichosos. Incluso, en los malos momentos, los expertos dicen que forzarnos a sonreír puede hacer que superemos una situación difícil de forma exitosa, aumentando la confianza tanto en nosotros como en el hecho de que las expresiones fáciles también generan estados de ánimo. De manera que no siempre es al revés, como solemos pensar.

Pero, ¿y si llorar también mejorara nuestro estado de ánimo? Esta fue la conclusión a la que llegaron los investigadores de un estudio realizado por la Universidad de Tilburg. En esta investigación, los psicólogos se dieron cuenta de que las películas más tristes podían mejorar el estado de ánimo de quienes las veían.
pelicula hachiko

Tal vez te muestres contrario a esto o no te sientas para nada identificado. Entonces debes responder a esta pregunta: ¿intentas reprimir las lágrimas cuando lloras con las películas? La investigación concluyó que para que el lloro tuviese el efecto deseado era importante dejarlo fluir libremente.

Durante el estudio se descubrió que al principio las personas se sentían sumamente tristes. Empatizaban muchísimo con los protagonistas y daban rienda suelta a sus lágrimas. Pero, a medida que pasaban los minutos se iban encontrando mejor. Solamente los que no reprimían su lloro lograban sentir este bienestar, el resto de personas empeoraron su estado.

Respiro profundo, cierro los ojos, me trago las lágrimas y sonrío. No podría haber cometido un mayor error

Por lo tanto, no es negativo que una situación o una película te haga llorar. Esto es un síntoma de las personas emocionalmente fuertes, pero para sacarle el máximo partido debes dejar que las lágrimas fluyan. De alguna manera, actúan como forma de desahogo y aunque te sientas muy mal en un primer momento, luego todo mejora.

Lunas llorando

Las personas emocionalmente fuertes saben que llorar es positivo para ellas. Gracias a las lágrimas pueden desahogarse, empatizar con los demás y conectar con el resto de personas. Las personas emocionalmente fuertes no son débiles aunque tú pienses que sí. Quizás ahora seas consciente de que no eras tan fuerte como creías que eras. Reprimirte es el mayor signo de debilidad.

Lo que tenga que ser será a su tiempo y en su momento

25.06.2016 11:06

Lo que tenga que ser será a su tiempo y en su momento

Lo que tenga que ser será a su tiempo y en su momento

Lo que tenga que ser será, a su tiempo y en su momento, porque el destino es incierto y a veces simplemente los vientos no soplan a nuestro favor ni nuestras velas están por la labor de izarse a pesar de nuestro empeño.

Dicen que las mejores cosas no se planean, que simplemente suceden y que es mejor no presionar al tiempo. Porque realmente si algo debe pasar, sucederá de todas maneras. Y si no debe hacerlo, pues no lo hará. Es simple.

Por eso de vez en cuando es bueno no planear ni esperar, dejar de exigir razones por las que seguir avanzando por un camino que no vemos muy claro y bajarnos del mundo de las expectativas y de las programaciones.







El hecho de que las cosas sean más sencillas de lo que en origen nos planteamos nos abre un gran abanico de posibilidades para disfrutar de la vida desde otra perspectiva mucho más relajada y simpática para nuestro bienestar.

mano-hoja

 

Todo pasa, todo llega, todo se transforma




Probablemente todos estaremos de acuerdo en que somos producto de nuestras circunstancias y de nuestros deseos. Sin embargo, a veces estos resultan incompatibles o, al menos, nos cuesta digerir las consecuencias que acarrean. Esto genera preocupaciones que hacen que nos sintamos angustiados y, como se suele decir, amargan nuestra existencia.

En esta ocasión es bueno que echemos mano de un famoso proverbio árabe que encierra en sí mismo una lógica aplastante: Si tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no la tiene, ¿por qué te preocupas?







Lo cierto es que sí, parece obvio que no deberíamos preocuparnos de aquello que no podemos resolver, pero dejarse llevar y mantener la calma en ciertos momentos puede ser prácticamente imposible.

Por eso quizás lo que debemos aprender es que hay ciertas cosas que se escapan de nuestro control y que dejar que la vida fluya y aceptar cuáles son las circunstancias es la mejor de nuestras opciones en muchas ocasiones.

Niña pintando un corazón de rojo

No somos la coraza, somos la respiración




Somos aquello que digerimos, las piedras con las que tropezamos, los rasguños que no curamos y los finales trágicos de nuestra vida. No somos todo sonrisas, alegrías o verdades, también somos mentiras(las que nos cuentan y las que nos contamos), somos las críticas y las lágrimas que no lloramos.

Así que para abarcar con nuestras riendas todo lo que nos compone lo tenemos más que complicado. Pero esto no significa que tengamos que desconfiar de la felicidad o, simplemente, de las casualidades de la vida.

No se trata de creer o no creer en el destino, sino de dejar que las circunstancias nos sorprendan y así abrir las ventanas del relax emocional para que nos ayuden a reavivar nuestros sentimientos.

 

 

 

 

 

Mujer tapándose los ojos

De vez en cuando es necesario huir de nosotros mismos y de nuestras expectativas. O sea, lavar nuestra mente para tomar perspectiva, contar hasta diez y rellenar de oxígeno nuestros pulmones.

Esto nos ayudará a no perder trenes y a no arrepentirnos de aquello que hemos perdido por nuestra inquieta manía de marcar los signos de puntuación de un texto. Cuando tenga que ser punto y final, que lo sea, pero respetemos los puntos suspensivos, las comas y los puntos y aparte.

Dicen que lo que no te mata te hace más fuerte y que es precisamente ese impulso el que te ayuda a recorrer kilómetros y kilómetros de caminos de piedras con los pies descalzos.  La verdad es que la clave está en estrujar los errores y en disfrutar de los vientos del cambio.

Niña sentada viendo el sol

Recuerda que aquellas partes de ti con las que no conectas habitualmente pierden la fuerza que necesitan para activarse. Por eso, no dejes que la vida pase mirando cómo se consumen las pilas de tu reloj, no retrocedas en el tiempo.

Dale continuidad, aprende a relajarte, a mirar con lupa aquellos pensamientos que te dañan y a contemplar la vida con paciencia. No intentes planear cada milímetro de tu recorrido, a veces simplemente necesitas desenfocar tu cámara, dejar que pase el tiempo y dejarte llevar por las casualidades.

Bibliografía recomendada:

  •   Csikszentmihalyi, M. (1997). Fluir (flow): una psicología de la felicidad. Barcelona: Kairós. ISBN:9788472453722

  •   Luciano, C. y Valdivia, S. (2006). La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Fundamentos, características y evidencia. Papeles del Psicólogo, 27(2), 79-91.

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