Voy a intentar que no me importe quien no me aporta
Voy a intentar que no me importe quien no me aporta
Hay personas que lejos de sumar, restan. A todas aquellas personas no deberíamos otorgarles crédito ni darles voz en las decisiones de nuestra vida y en el manejo de nuestras emociones, de nuestra salud y de nuestros deseos.
Por eso es importante que hagamos caso de una frase hecha que gran parte de nosotros conocemos y que encierra en sí misma una gran premisa: “Que te importe quien te aporte y quien no aporte que se aparte”.
O sea, debemos echar de nuestras vidas a aquellas personas que no nos aporten sinceridad, bienestar y confianza. O, más bien, debemos procurar que no nos atormente sus opiniones, su presencia o su ausencia.
Gran parte de nosotros lo constituye aquello de lo que nos rodeamos
Realmente quien da sentido a nuestros sueños y a nuestra vida son aquellas personas de las que nos rodeamos. Por eso necesitamos que estas representen en ella un papel que nos permita crecer y sentirnos bien en cada paso.
Lo bueno es otorgar importancia a quienes nos hablan con la sinceridad que brota del cariño sincero y de los buenos deseos que nos profesan aquellos que nos aportan, que nos suman y nos quieren.
Por eso, dado que nos componemos en parte de lo que los demás nos aportan, tenemos que buscar aquello que nos sirva para sentirnos bien y evolucionar al máximo. Asimismo, nuestros comportamientos serán de igual modo enriquecedores para los demás.
Las personas que cuentan son las que suman, no las que restan
Tenemos que protegernos de aquellos comportamientos dirigidos a anular una parte de nosotros y a boicotear nuestro crecimiento personal. Para eso debemos empezar a cuestionarnos si las personas que tenemos a nuestro lado nos están ayudando a sumar experiencias y a crear buenos sentimientos.
Quien nos da la libertad somos nosotros en consonancia con aquellas personas que nos ofrecen alas para volar, raíces para volver y motivos para quedarnos. Por eso, cuando estas tres premisas no se cumplen, tenemos que empezar a esforzarnos por cambiar aquello que no funciona.
Esto no es fácil pero el esfuerzo se verá recompensado en cuanto comencemos a liberarnos no tanto de aquellas personas que no nos aportan sino de los comportamientos, las palabras y las opiniones que nos hacen daño.
El amor propio, la clave para elegir bien a quienes damos importancia
A veces comprendemos tarde que es a nosotros a quien debemos querer primero y que solo a través de ese amor propio conseguiremos que no nos dañen ni hieran de manera gratuita.
Obviamente muchas veces las heridas se abren de manera accidental, sin ningún tipo de intención ni de maldad. Sin embargo, hay otras personas que lejos de aportar nos quitan posibilidades y opciones en la vida bien por sus exigencias, por sus ataduras o por su pasotismo.
Por eso hay que saber ponerle freno a aquellas demandas que coartan nuestra libertad y nuestras aspiraciones, algo que solo conseguiremos trabajamos desde nuestro interior la autoestima y el amor propio que nos merecemos.
Solo de esta manera construiremos relaciones saludables y no dejaremos que la dinámica de las mismas se torne irrespetuosa y nos consuma.
Asimismo, gracias a que los intercambios positivos nacerán de nuestro interior, fortaleceremos nuestros vínculos y seremos más capaces de resolver aquellos conflictos y frustraciones que puedan ir surgiendo y alimentando nuestras sensaciones.
Así que quizás para conseguir que no nos importe quien no nos aporta, entonces tenemos que saber hacer valer nuestra esencia, cultivar nuestro amor propio y manejar nuestra vida con determinaciónsin dejar que aquellos que no deben metan mano donde nadie les llama.
Es solo en esta dirección en la que lograremos crecer de la mano de personas que nos aceptan tal y como somos, que nos tratan con respeto y que dibujan miradas de complicidad iluminadas por la sinceridad de un interés genuino por nuestro bienestar.
By: Raquel Aldana