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El que sonríe siempre es más fuerte que el que se enfurece

12.04.2016 12:34

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El que sonríe siempre es más fuerte que el que se enfurece

 

 

 

Dicen que vives en aquello en lo que fijas tu foco de atención, por lo que parece lógico pensar que es mucho más beneficioso tratar de solucionar aquello que te desestabiliza que pasarnos el día tentando a la ley de la gravedad. Una de las cosas que precisamente más nos desequilibran son las disputas y ante ellas la mejor forma de salir airoso es actuar con la serenidad de quien sonríe y no mediante cabreos impulsivos o duraderos.

Cuando una situación te desborda y sientes que no sabes “por dónde empezar”, es precisamente la paciencia, junto con cierto grado de optimismo, lo que puede hacer que la superes sin “parte de daños”. De lo contrario, puede ocasionarte un desequilibrio emocional innecesario durante algún tiempo, dando lugar a más estrés, más ansiedad o más enfados.

Sonríe con serenidad si quieres conseguir algo

 

 

A veces, podemos vernos inmersos en una disputa, un tanto acalorada, y la mayoría de veces suele ser con algún familiar o algún amigo. Esto hace que la tensión sea mayor, pues un desacuerdo mal llevado puede dar lugar a resultados que no querríamos en ningún caso.

Ante estas circunstancias -u otras similares- caben dos posibilidades: perder el control de la situación o racionalizarla lo máximo posible. Optar por una u otra va a depender de nuestra fuerza para controlar la impulsividad y para mantener la cabeza lo más fría posible. En este sentido resulta mucho más sano buscar el uso de una mente abierta que nos lleve a “buen puerto”.

“Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada.”
-William Shakespeare-

Pareja discutiendo tranquila

No consiste en que uno gane y otro pierda, pero la lección que se llevará el que ha sido capaz de actuar con serenidad será mucho más enriquecedora para el futuro: el diálogo pacífico, una sonrisa a tiempo y un comportamiento sosegado en respuesta a la agitación servirán para otras situaciones semejantes a las que nos enfrentemos. Por eso, la expresión “Sonríe con serenidad si quieres conseguir algo”.

Enfurecerse lleva a un callejón sin salida

 

 

Salvaguardando una serie de beneficios que puede ocasionar, lo normal es que el cabreo lleve a una situación sin salida: enfurecerse no permite escuchar ni ser escuchado, al igual que tampoco deja que comprendamos ni que seamos comprendidos.

Justamente, la discusiones llegan cuando la conversación es capaz de cambiar de tono de repente. Entonces la voz se sube y no se mira más allá del ego personal: ninguno de los implicados se detiene a pensar si es posible que esté equivocado, si está tratando de imponer en lugar de transmitir sus ideas y si está dando por hecho interpretaciones que pueden no ajustarse a la realidad.

“Aferrarse a la rabia es como agarrar un carbón ardiendo con la intención de tirarlo a alguien; eres tú quien te quemas.”
-Buddha-

Mujer enfadada echando humo por las orejas

El enfado nubla al que lo siente y le hace creer que no es posible que pueda estar confundido con lo que defiende. También puede que no sea consciente de que ganar el conflicto no le aportará nada porque no habrá aprendido de lo que piensa el otro o porque es probable que acabe creyendo enmalentendidos.

Manejar una situación difícil con calma

 

 

Consecuentemente el que sonríe ante las complicaciones será más fuerte que el que se enfurece, sobre todo porque manejará mejor las situaciones difíciles que se le pongan delante. Así sabrá que la reflexión y el análisis son los mayores enemigos de la actitud arrogante que nos suele provocar el enfado.

 

Además, ganará en experiencia para buscar las soluciones a sus problemas y para abrirse a la tolerancia que implica tener un gran abanico de relaciones. Es importante saber escuchar y respetar que los demás no piensen como nosotros, así como tener en cuenta que todos nos equivocamos: a veces con lo que decimos, otras con lo que hacemos.

Mujer escuchando a otra que está enfadada

Parece un tópico, pero aprender a controlar los nervios en momentos delicados nos ayuda a canalizar los momentos de rabia que no pueden evitarse. No se trata de ver los problemas con los demás como si no existieran, sino de aprender a gestionarlos de una forma eficiente.

“En tiempo de gran estrés o adversidad, es siempre mejor mantenerse ocupado para dirigir tu rabia y energía hacia algo positivo.”

-Lee Iacocca-

 

 

 

 

 

 

 

 

No es necesario herir para enseñar, ni ser herido para aprender

12.04.2016 12:27

Nubes en forma de mujer

No es necesario herir para enseñar, ni ser herido para aprender

 

 

Dentro de nuestro mundo nos rodean muchos tipos de personas, al igual que circunstancias y particularidades que perfilan y condicionan nuestro desarrollo emocional. Así, hay situaciones inevitablemente dolorosas y gente para las que herir a los demás resulta demasiado sencillo; o momentos de gran felicidad y gente que ayuda a que los demás sean felices.

En cierto modo todo ello -lo bueno y lo malo- no puede evitarse y siempre existirá, dado que nadie es perfecto. Todos cometemos errores y, a veces, somos nosotros los que herimos sin darnos cuenta. El problema llega, sin embargo, cuando se toma por hábito el creer aquello de que para aprender hay que sufrir, cuando lo cierto es que, ni es necesario herir para enseñar ni ser herido para aprender.

El dolor y su lado positivo

 

 

Justamente hace unos días comentábamos -y lo volvemos a recoger al final de este artículo- que aprender siempre es un regalo aunque el maestro haya sido el dolor. Este sufrimiento, al menos, no ha sido en vano ya que todo fruto recogido que nos sirva para nuevas experiencias será positivo.Ninguno queremos que nos hagan daño para tener que sacar una lección a partir del sufrimiento y de días insalvables de tristeza.

“No existe nada bueno ni malo; es el pensamiento humano el que lo hace parecer así.”
-William Shakespeare-

Mujer saliendo de la tierra

Quizá a la afirmación de Shakespeare le falte su contexto para poder entenderla adecuadamente pero, aún sin este, parece tener también su parte de verdad: ante casos en los que el dolor es inevitable y que se nos escapan de las manos es verdad que no podemos actuar y que nos vemos obligados a superar el mal trance. No obstante, más allá de estos, también es bueno recordar que lo que nos ocurre pasa por el filtro de nuestra mente y ahí nosotros tenemos la última palabra.

Es decir, es beneficioso discernir entre lo que es dolor inevitable y lo que es sufrimiento opcional: cuando alguien hiere a otra persona sin ninguna lógica, su comportamiento no es tolerable ni admisible. Las experiencias negativas nos ayudan a madurar, pero cuando estamos forzados a vivirlas: en cualquier otro caso, la herida nunca será una buena técnica de aprendizaje.

Dejar marca sin hacer herida

 

 

No queremos una herida más que probablemente no nos merecemos, básicamente porque la vida ya nos hace las suficientes por sí sola: nadie merece cicatrices que nacen de lesiones emocionales sistemáticas. Nadie debería tener a alguien a su lado que le hiciera daño porque sí: porque hay quien piensa que la vía más rápida de hacerse notar es provocar dolor.

No es tarea fácil, pero si a veces te dejas llevar por la ira ocasionando sucesos perjudiciales o compartes tu vida con gente que lo hace, quizá sea el momento de replantearse un cambio: casi todas las enseñanzas que podemos recibir podrían vivirse de otra manera, alejadas de rencores, de envidias y de maldades.

“Posiblemente me quisiera, vaya usted a saberlo;

pero lo cierto es que tenía una habilidad especial para herirme”.

-Mario Benedetti-

 

 

 

 

No podemos dejar que nos hagan sentir mal sin motivo alguno y para ello tenemos todo el poder en nuestras manos, porque no hace daño quien quiere, sino quien puede. Es bueno elegir a quienes nos dejan huella mostrándonos lo que son honestamente, logrando que seamos mejores de lo que somos, simplemente cuidando nuestros sentimientos y valorando nuestro «yo» interior.

Mujer entre naturaleza

 

Que te hayan herido no es una excusa para herir

 

 

Personas tóxicas que más que ayudarnos nos perjudican hay por todos lados, por lo que es difícil escapar del daño que nos puedan infringir. Sin embargo, como ya hemos dicho, tomar las riendas de nuestra vida es lo que nos ayudará a evitar que seamos heridos de manera repetida.

Cuando hemos vivido situaciones de mucho dolor, de maltrato psicológico y de imposición por parte de alguien, nos queda dentro para siempre una serie de secuelas que tenemos que aprender a solventar de la mejor manera posible para evitar que nos empujen a comportarnos de una manera parecida.

Por ejemplo, algunos niños que se han sentido abandonados emocionalmente y han crecido con una desestabilidad familiar muy grande han desarrollado ejemplos de aprendizaje poco acertados en su edad adulta. En este sentido, es necesario tener en cuenta que herir con la excusa de haber sido herido no conduce a nada beneficioso ni para nosotros ni para los demás: si se pretende que alguien nos escuche y aprenda de algo que queremos transmitirle, este no es un camino correcto.

“Cada vez que alguien hiere a otra persona lo hace a partir de su propia herida.

Mientras más profunda, más dañina”.

-Miguel Ángel Núñez-

 

 

 

 

 

 

 

Lo mejor de la vida no se planea, simplemente… sucede

12.04.2016 12:20

lo mejor de la vida

Lo mejor de la vida no se planea, simplemente… sucede

 

Lo mejor de la vida no atiende a planes o programaciones. La mayoría de las vecesbasta con dejarnos llevar, con permitir que las cosas sucedan por sí mismas, con la sutileza de la casualidad, con la apertura de quien es humilde y no espera nada,pero en verdad… lo sueña todo.

 

 

 

 

 

 

 

Es posible que ya hayas oído hablar de la ley de la atracción. Según este principio, las personas deberíamos ser capaces de conseguir o de llegar a ser aquello que deseamos gracias a esas unidades energéticas que se emanan de nuestros propios pensamientos y emociones.

Bajo esta perspectiva entraría pues esa famosa frase de “te conviertes en lo que piensas” y de que en el Universo existe una especie de ley de atracción donde el propio pensamiento nos hace alcanzar nuestros objetivos. Bien, no es nuestro propósito criticar o defender este enfoque, porque en realidad,las cosas pueden llegar a ser mucho más sencillas.

Dejando a un lado esa especie de atracción mente-universo, podríamos decir que la vida, es un maravilloso cúmulo de casualidades donde la felicidad puede esconderse en cualquier esquina, en cualquier rincón. No obstante, no todos pueden ser lo bastante receptivos para poder verlo, para dejarse llevar.

 

 

 

 

No es cosa de magia, sino de apertura, de querer ver, de salir de la zona de confort y de abrir esas puertas interiores que todos tenemos para permitirnos segundas oportunidades. Si uno se conciencia de que merece ser feliz, ya está haciendo algo grandioso por sí mismo.

Se está “reconociendo”, está nutriendo ese vínculo y esa autoestima donde las cosas pueden empezar a ser mucho más fáciles. Porque la vida no se planea y en muchas ocasiones se empeña en llevarle la contraria a los planes que hemos hecho con toda nuestra ilusión.

La vida simplemente sucede y hay que subirse a ese tren para experimentarla al máximo.

 

 

 

Reflexionemos sobre ello.

 

1. Conviértete primero en aquello que buscas

 

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Puede que sueñes con encontrar a la pareja perfecta. A esa persona que acompañe tus días con cariño, que sea cómplice de tus deseos y proyectos, amante de tus sonrisas y el refugio de tus abrazos.

Sabes cómo te gustaría que fuera, una persona madura emocionalmente, divertida, comprensiva, dialogante, humilde y sin miedos habitando en sus vacíos.

Así pues, ¿Qué te parece si en lugar de “soñarla” alcanzas tú primero todas esas dimensiones que deseas en la persona amada? Conviértete en alguien con quien valga la pena pasar una vida entera.Sé aquel o aquella que sueñas, porque si tú te sientes bien en cómo eres, la felicidad que aportes a quien esté a tu lado será más completa.

 

2. Aprende a permitirte lo que mereces, para que llegue lo que necesitas

 

 

No, no estamos hablando de la ley de la atracción. Es algo mucho más sencillo. Piensa por ejemplo en esas personas que han vivido un fracaso afectivo y que deciden cerrar las puertas de su corazón. Y aún más, construyen una coraza a su alrededor y viven de la desconfianza, del resentimiento.

Nadie merece vivir así, aún menos en una cárcel que uno mismo se crea. La clave está en empezar aderribar muros interiores: yo merezco ser feliz, yo merezco tiempo para mí, merezco disfrutar de mis aficiones, salir al mundo, merezco reír y verme bien.

 

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Cuando uno se gratifica a sí mismo y se aporta lo que en verdad merece, vuelve a abrirse al mundo, vuelve a ser más receptivo con lo que le rodea, con lo que le envuelve. Hasta que al final, cuando menos lo esperamos, la vida le trae aquello que necesita.

¿Es magia? ¿Son las cuerdas invisibles del Universo? No, es mantener el optimismo, ser receptivos y mantener una apertura mental y emocional.

 

 

3. Cuidado con las altas expectativas, basta con dejarse llevar

 

Cuidado con los castillos de naipes, con “nuestra felicidad es para siempre” y el “nadie volverá a hacerme daño”. Es imposible alcanzar la invulnerabilidad emocional y una vida de cuento donde cada sueño se cumple porque así está escrito.

La vida no tiene riendas, nadie puede controlar lo que va a pasar mañana ni aún menos podemos planear objetivos inalcanzables. Soñar no es malo, en absoluto, alimente nuestra ilusión y por extensión la fuerza y los recursos que empleamos para conseguir nuestros objetivos. No obstante, hay que ser humildes y aprender a dejarnos llevar, con más flexibilidad.

 

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Ahora bien “el dejarnos llevar” no significa en absoluto poner el piloto automático y permitir que las cosas sucedan de la forma que quiera el azar o la inercia. Todos llevamos el timón de nuestras vidas y sabemos qué rumbo tomar, y guiaremos nuestros días capeando vientos y tormentas. Con fuerza y entereza.

 

PERO RECUERDA... déjate llevar por los vientos suaves, sal de tu zona de confort y avanza por esas islas desconocidas, mantén la mente abierta, los ojos despiertos y el corazón receptivo. La vida no se planea, simplemente sucede, pero las casualidades hay que saberlas ver porque en ocasiones, LA VIDA NO ES ESPECIALISTA EN DAR SEGUNDAS OPORTUNIDADES…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De la atracción mental no te liberas ni cerrando los ojos

12.04.2016 12:15

Mujer con ojos cerrados sintiendo nostalgia

 

De la atracción mental no te liberas ni cerrando los ojos

 

 

Cuando conocemos a una persona lo primero que vemos es el físico, pero con el paso del tiempo y si nos damos la oportunidad de conocer a esa persona, de explorarla, de ver sus recovecos, puede que sintamos atracción mental hacia su forma de pensar, de sentir y de caminar por el mundo.

Lo cierto es que la atracción física inicial va disminuyendo con el tiempo, se reduce, para dar paso a otras sensaciones y a otros sentimientos.

El deseo sexual inicial, esa locura por otra persona que sentimos al conocerla, se transforma en algo diferente, más profundo. Si cerramos los ojos no vemos a esa persona que nos atrae pero si sentimos el poder de su mente.

“Si sufres es por ti, si eres feliz es por ti, si te sientes dichoso es por ti. Nadie más es responsable de cómo te sientes, sólo tú y nadie más. Tú eres el infierno y el cielo también”.
-Osho-

Pareja mirándose a los ojos

Cómo hacer funcionar la Ley de atracción

 

 

La ley de atracción es una Ley Natural, una Ley del Universo, y consiste en la creencia de que los pensamientos, ya sean conscientes o inconscientes, influyen sobre las vidas de las personas, en base a la idea de que son unidades energéticas que devolverán a la persona una idea similar.

Es decir, atraes a tu vida todo aquello en lo que pones tu energía. Para hacer funcionar la ley de atracción podemos seguir unos sencillos pasos.

1.- Piensa en lo que quieres

 

¿Qué es lo que quiero? Esa es la primera pregunta que te tienes que hacer.

A veces, tendemos a decir que no sabemos lo que queremos, pero en realidad, en la mayor parte de las ocasiones, no es cierto, puesto que lo que ocurre es que no somos capaces de admitir qué es lo que queremos de verdad, por miedo a las consecuencias, al qué dirán etc.

Por lo tanto, pon tu energía en pensar en lo que quieres realmente, haz un plan de acción y ejecútalo.

2.- Disfruta y sé consciente de todas las cosas buenas que tienes

 

Es habitual que tendamos a ver nuestros defectos, todas las cosas que hacemos mal o que nos hacen sentir a disgusto, pero ¿te has parado a pensar un momento en todas tus virtudes?

Coge un papel y un bolígrafo inmediatamente y escribe diez cosas que hagas bien, no pienses demasiado y escribe.

Cuando termines la lista, observa todas tus habilidades, valóralas y recuérdalas cada día.

3.- Deja atrás el miedo

 

El miedo, aunque a veces nos permite la supervivencia, muchas veces nos paraliza antes situaciones en las que tememos las consecuencias de nuestros actos.

Actúa con respeto, habla con sinceridad y asertividad, di lo que quieras y haz lo que deseas. Planta cara al miedo y sigue adelante.

4.- Apuesta por el optimismo

 

La vida es un continuo aprendizaje y aunque hayas perdido a un ser querido o tu pareja te haya dejado, la vida sigue, todas las cosas que te gustan siguen ahí y las personas que te quieren y te aprecian de verdad están a tu lado.

Aprende a ver el lado positivo de cualquier situación, siempre lo hay.

“Las atracciones más interesantes son entre dos opuestos que nunca se encuentran”.

-Andy Wharhol-

 

Mujer con mariposa en el ojo

 

Liberarse de la atracción mental

 

 

La atracción mental no se ve, no se toca, pero se siente con todo el corazón. Nos llena el alma, nos domina, nos conmueve y hace que todo se mueva a un ritmo diferente.

Pero a veces también anula nuestro razonamiento, no nos deja ser quienes queremos ser, ni hacer lo que deseamos. Es difícil liberarse de una atracción mental, pero no es imposible.

1.- Sé realista

 

Deja de lado los sueños, las fantasías, las creencias, y mira tu vida, mira atentamente tu relación. Pero sé realista.

¿Qué ves? ¿Te gusta lo que ves? No te engañes ni por un momento. Es necesario ver la cruda realidad, tal cual es.

2.- Escucha a tu intuición

 

La intuición nos permite tomar decisiones rápidas, sin pensar. Hay multitud de acciones que realizamos a diario y que no pensamos: escoger un camino u otro para ir a un lugar, llamar a una persona por teléfono, comer un alimento etc.

¿Qué te dice tu intuición sobre la persona que te atrae mentalmente?

3.- Quiérete

 

Damos prioridad a muchas situaciones y personas cada día, a las necesidades de otros, pero ¿y tú?

Quiérete mucho, cuídate, come sano, date mimos, viaja, medita, escribe, queda con tus amigos, alegra tu cuerpo y tu alma. Quiérete de verdad, nadie más que tú te querrá tanto.

“El hombre por sí sólo tiene el poder de transformar sus pensamientos en la realidad física, el hombre por sí solo, puede soñar y hacer sus sueños realidad.”
-Napoleón Hill-

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Anestesiarte frente al dolor supone renunciar al amor

12.04.2016 12:08

Anestesiarte frente al dolor supone renunciar al amor

Amor congelado por evitar el dolor

 

Si hay algo que evitamos sentir, huyendo presos del miedo, es sin duda el dolor emocional. Luchamos para no enfrentarnos a situaciones que resultan dolorosas y acabamos por anestesiarnos frente a las emociones. Lo que ocurre con esta anestesia es que es global y tiene sus consecuencias.

¿Has sentido tu dificultad para amar, entrando en un estado en el que no sabes si realmente tienes capacidad para sentir el amor? No te preocupes esto es algo también habitual para el resto de los mortales. Supone un estado de confusión, con un miedo como trasfondo ante la posibilidad de volvernos insensibles.

Pero no temas, posees la capacidad de amar y simplemente has tenido que levantar un muro para defenderte de todos los posibles peligros y miedos que te invaden. Todas las alertas se te han encendido, se basan en la experiencia de otras situaciones dolorosas, y de manera consciente o inconsciente intentas evitar que se repitan.

“Aún una vida feliz no es factible sin una medida de oscuridad, y la palabra felicidad perdería su sentido si no estuviera balanceada con la tristeza. Es mucho mejor tomar las cosas como vienen, con paciencia y ecuanimidad.”
-Carl Gustav Jung-
 

Evitando el sufrimiento y el dolor

 

 

Aunque el sufrimiento y el dolor no son lo mismo, intentamos evitar ambas experiencias. Sin embargo, evitar el dolor no es una buena idea, ya que es un proceso natural por el que tenemos que pasar ante situaciones que nos entristecen o nos causan malestar. Todos, en algún momento, hemos pasado por el sufrimiento y lo hemos alimentado, cuando lo único que teníamos que hacer para deshacernos de él era entregarnos al dolor durante el tiempo que necesitábamos.

El dolor nos sirve para crecer y desarrollarnos, y el sufrimiento para estancarnos. Por eso es importante diferenciar uno de otro. Puesto que entrar en el dolor supone vivenciar la experiencia, sentir la emoción, para finalmente dejarla ir y liberarla de forma natural.

El sufrimiento aparece con la negación del dolor y con el distanciamiento emocional. Impedimos que nuestra herida pueda curarse y cicatrizar, nos estancamos convirtiendo nuestro dolor en un sufrimiento innecesario. Darnos permiso para sentir el dolor, sin recrearnos necesariamente en él, nos permite afrontar la experiencia y seguir avanzando, además de impedir que nos estanquemos en elsufrimiento.

Mujer estancada en el agua

“El dolor es un aspecto inevitable de nuestra existencia, mientras que el sufrimiento depende de nuestra reacción frente a ese dolor”.
-Alejandro Jodorowsky-

Desconexión por mecanismo de protección

Hay momentos por los que pasamos que han podido resultar tan dolorosos, que han hecho que desarrollemos un mecanismo especializado para desconectarnos de nuestra emoción, de nuestro cuerpo, y enfriarnos para evitar entrar donde ya sufrimos. Esto puede llegar incluso a la disociación, cuando no somos capaces de aceptar la realidad por el impacto emocional que nos supone.

Cuando existe la posibilidad de que se produzca una situación desagradable parecida a la que tenemos archivada en nuestro historial de experiencias, nuestro sistema de supervivencia nos protege. En la trastienda de esa protección artificial se esconden nuestros miedos más angustiosos, como el temor al abandono, a la soledad y al rechazo.

Esta evitación y enfriamiento a experimentar ciertas situaciones que nos ponen en alerta, pueden estar determinando nuestras vidas:

  • Evitando el riesgo que supone amar.
  • La inseguridad de confiar en quienes están a nuestro alrededor.
  • Relacionarnos con precaución quedándonos en la superficialidad.
  • Mantener relaciones en las que principalmente nos mueve el interés, de lo que podemos conseguir de las personas, utilizándolas como instrumentos para nuestros fines.
  • Crearnos un universo hostil, en el que reina la supervivencia y la competitividad.
  • Falta de confianza en sí mismo: complaciendo, buscando el reconocimiento y evitando expresar las propias necesidades.

Las emociones y los sentimientos son nuestra brújula

 

Las emociones y los sentimientos es todo lo que tenemos, sin olvidarnos de que somos humanos no tenemos más remedio que entregarnos a la experiencia de vivir. Lo que supone atreverse a poder experimentar el dolor, si queremos plenamente sentir el amor.

 

Mariposas guian el barco

La anestesia no es selectiva, si la aplicas para no sentir dolor, a su vez estarás desconectándote de ti, de tus emociones y sentimientos y, en definitiva, de la propia vida.

 

 

 

 

Estas sensaciones -sentimientos y las emociones– son nuestra brújula de precisión, ya que nos van indicando cómo nos sentimos en cada momento. Nos permiten saber que no somos cáscaras vacías, sino que estamos enriquecidos por un mundo interno extraordinario. Un cosmos frente al que tenemos dos opciones: sacar el máximo provecho y abandonarnos y entregarnos a experimentar o cortar toda relación con él.

De ti y de nadie más depende la elección de mostrarte vulnerable o protegido, y de dar el paso y atreverte a zambullirte y nadar siguiendo el curso del río de la vida o por el contrario te quedarte en una orilla observando como la corriente pasa de largo sin que tú seas partícipe, sin que aproveches las posibilidades que solo es capaz de aportarte la entrega a la experiencia.

 

 

 

 

Cuando el miedo asfixia al amor

12.04.2016 12:01

Cuando el miedo asfixia al amor

Mujer dando un beso a su pareja


Una pregunta. ¿Podéis imaginar qué pasaría si las emociones fuesen capaces de disfrazarse de otras emociones distintas? Es más, ¿qué podría ocurrir si existiesen emociones negativas capaces de esconderse dentro de emociones positivas? ¿Seríamos capaces de afrontarlas? Pongamos el peor de los casos. Una de las peores emociones disfrazada como una de las mejores: ¿Qué pasaría si el miedo suplantase al amor?

El amor, entendido como un amor romántico: ese “Big-Bang” de emociones que se generan entre dos, dentro de las que estarían la atracción, el compromiso, la intimidad y la pasión. Un fenómeno que afecta hasta a la última célula de nuestro cuerpo, pasando claro está por nuestra mente, emociones e incluso gustos y preferencias.

¿Cómo podría el miedo esconderse dentro de una emoción como esta? Imaginemoslo: vivir enamorados y con miedo. ¿No se trata el amor a fin de cuentas de un acto de valentía y de generosidad con la otra persona y con nosotros mismos? Quizás debamos dar una vuelta de tuerca y aclarar qué significa que el miedo se disfrace. Pongámoslo de otra forma. ¿Qué pasaría si el causante, el que hace que aparezca el amor, no fuese otro que el miedo?

Cuando el miedo asoma

 

 

En primer lugar, la pregunta del millón: ¿por qué el miedo? Bien, debemos ser justos con nuestra humanidad y admitir que esta emoción nos ha acompañado desde el principio de los tiempos, facilitándonos el escape o la lucha para sobrevivir. Así, ante un evento emocional tan abrumador como es el amor, es normal que se activen nuestros miedos, avisándonos de que el cambio podría ser malo.

Rostro de mujer oculto por sus manos

Así, precisamente al activarse tan fácilmente, es por lo que ha dejado de tener la utilidad que tenía antes. Hoy día respondemos desproporcionadamente ante eventos que no son amenazantes. Mejor dicho, tildamos de amenazantes eventos que solo pueden hacernos bien.

Solemos decir que el miedo deja de ser útil cuando nos paraliza, evitando que disfrutemos, suframos o simplemente vivamos. Esas historias previas de abandonos, de rupturas abruptas, de dolor y sufrimiento dejan mella en nosotros,  y condicionan nuestra forma de entender y recibir el amor. No convertimos en miedosos compulsivos del amor, intentando escapar de ese sufrimiento que supuso la relación, o incluso, ese sufrimiento que supone la soledad y el no sentirse querido.

Los disfraces del miedo

 

 

Ya hemos visto las primera claves. No obstante, si el miedo se activa con tanta facilidad, y el amor es capaz de activarlo por nuestros males de amores previos, ¿cómo se manifiesta entonces? Veamos algunos ejemplos.

  • La “búsqueda del amor”. Mejor dicho, el disfraz favorito del miedo a la soledad, a permanecer solos. Miedo por cortesía de esos clichés que meten en nuestra cabeza de que “estar solo es terrible”. Este miedo toma otra dimensión cuando, conscientes o no de él, nos empuja a buscar compulsivamente a esa pareja, para evitar el terrible destino final. Corremos un gran riesgo; intentar controlar al amor, su destinatario, desarrollo y desenlace.
  • La duda. Digamos que el amor ha llamado a nuestra puerta y la hemos abierto de par en par. No obstante, una sombra decide alojarse en  nuestra mente en una de sus formas favoritas;¿será este mi momento? ¿Me estaré precipitando? ¿Es esto lo que realmente quiero? En este caso, el miedo al desamor no se esconde. Sabemos que lo hemos pasado mal, e intuimos que esas dudas son formas que nuestras cicatrices emocionales tienen de palpitar.
  • El perfeccionismo exagerado. Aquella situación en la que sentimos una urgencia y una necesidad absolutas de complacer y agradar a la pareja, llegando a modificar nuestra personalidad; todo para que “todo vaya bien“. Tan solo imaginarnos abandonados de nuevo y nuestro mundo se hunde. Es el miedo que conecta con nuestro lado más humano: el miedo a la pérdida, amenazando con arrebatarnos a alguien vital. Y lo consigue si dejamos que contagie a nuestra pareja.

Mujer en campo de amapolas

 

¿Aceptar o combatir?

 

 

Llegados a este punto en el que sabemos el por qué y el cómo, la pregunta lógica es: ¿estamos solos ante el peligro? Ni por asomo. No obstante, es necesario que, antes de comenzar a pensar en miedo o en amor, seamos conscientes de nuestra humanidad. De nuestra necesidad de amor y nuestros miedos como personas. Que comprendamos que el miedo estará cerca, y que nosotros podemos aceptarlo y optar por el amor, o no.

Luego encontramos algo que también es inseparable de la vida y de la condición humana: el tiempo. Puede resultar obvio, e incluso “trampa” el sacar la carta del tiempo, pero aun así, sigue siendo una de las cartas más altas. El tiempo y su capacidad sanadora influye en nosotros más de lo que imaginamos, y nos ayuda a observar desde otra perspectiva los eventos que originaron los miedos que hoy nos atenazan.

Por último, estamos nosotros como personas individuales, con nuestro aprendizaje y sabiduría personal. Y sobre todo, nuestra infinita capacidad de querer y nuestras ganas inagotables de ser queridos, integrados y apreciados.

Ese amor que hemos sentido, con todo lo que él implica nos da la extraordinaria capacidad de volver a querer. ¿Y qué mejor que el exponernos a esa soledad, a esa duda y a esa pérdida, y volver a elegir el querer? Seguramente así acabaremos asfixiando al miedo con nuestro amor y no al revés.

 
 

 

 

 

 

 

 

El amor tiene un límite…se llama dignidad

06.04.2016 12:39

El amor tiene un límite…se llama dignidad

 

El amor debería ser primero  un acto unilateral, regido por el valor de la honestidad, de poder ser uno mismo sin tener que fingir,  amar debería significar poder  entregar lo mejor   para el otro, pero sin dejar de lado los propios deseos, los propios sueños, pero sobre todo, sin olvidarse que para poder amar enserio, es necesario primero entender que no es factible  permitir que nadie amedrente nuestra felicidad

dignidad

Compartir la  vida con alguien, beberías ser elección tomada con la conciencia plena de que somos diferentes, personalidades diferentes, con  ideas diferentes, pero aun con todas esas diferencias, entender que el sentimiento vale tanto  como para dejar  en segundo plano todo aquello que nos hace tan distintos y optar por querernos con total honestidad, aceptándonos tal como somos, amándonos sin miedo ni caretas, con total libertad…

Amar significa poder crecer juntos, tomado de la mano, amar debería significar ser impulso y apoyo, ser anhelo, ser amigo, ser la  fe que se necesita cuando las cosas salen mal.

Cuando el amor deja de ser consciente de que para poder amar en serio, no es factible  cortar las alas , ni intentar cambiar al ser amado, ni  mucho menos limitar sus sueños, o sus ganas triunfar, entonces sin poder evitarlo algo pasa, pues cuando uno se siente preso, el alma se debilita, y el sentimiento mucho más.

Y es que el amor tiene un límite… se llama dignidad

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Cuando hablo de dignidad, me refiero a poder  ser plenamente conscientes de lo que valemos, de lo que queremos, de lo que queremos lograr, con la palabra dignidad me refiero a poder ser nosotros mismo sin tener que cambiar para complacer a otro, o tener que dejar de lado nuestros planes por miedo a no ser justo como el ser amado espera, o en el peor de los casos… atentar contra nuestra esencia por miedo a que nos dejen de amar.

No, el amor no debería nunca tener miedo, el amor debería ser siempre un acto de libertad.

Escrito por:    Señorita Libélula.

 

 

 

 

Los 4 excesos de la educación moderna que trastornan a los niños

31.03.2016 10:56

Los 4 excesos de la educación moderna que trastornan a los niños

 

 
 
Cuando nuestros abuelos eran pequeños, tenían solo un abrigo para el invierno. ¡Solo uno! En aquella época de vacas flacas, incluso tener un abrigo se consideraba un lujo. Por eso, los niños lo cuidaban como un bien precioso. En aquellos tiempos se solía tener lo mínimo indispensable. Y los niños eran conscientes del valor y la importancia de sus cosas.
 
Mucha agua ha corrido bajo el puente desde entonces y nos hemos convertido en personas más sofisticadas. Nos gusta tener muchas opciones e intentamos que nuestros hijos tengan todo lo que desean y, si es posible, mucho más. Sin embargo, no nos damos cuante de que al mimarles excesivamente contribuimos a crear un ambiente en el que pueden proliferar los trastornos mentales.
 
De hecho, se ha demostrado que un exceso de estrés durante la infancia aumenta las probabilidades de que los niños desarrollen problemas psicológicos. Así, un niño sistemático puede ser empujado a desarrollar un comportamiento obsesivo y un pequeño soñador puede perder su capacidad para concentrarse.
 
En este sentido, Kim Payne, profesor y orientador estadounidense, llevó a cabo un experimento muy interesante en el cual simplificaron la vida de los niños diagnosticados con un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Al cabo de tan solo cuatro meses, el 68% de estos pequeños habían pasado de ser disfuncionales a ser clínicamente funcionales. Además, mostraron un aumento del 37% en sus aptitudes académicas y cognitivas, un efecto que no pudo igualar el medicamento más prescrito para este trastorno, el Ritalin.
 
Estos resultados son, en parte, extremadamente reveladores y, por otra parte, también son ligeramente atemorizantes ya que nos hace preguntarnos si realmente les estamos proporcionando a nuestros hijos un entorno sano desde el punto de vista mental y emocional. 
 
¿Qué estamos haciendo mal y cómo podemos arreglarlo?
 

¿Cuando mucho se convierte en demasiado?

 
A inicios de su carrera, este profesor trabajó como voluntario en los campos de refugiados, donde tuvo que lidiar con niños que sufrían estrés posttraumático. Payne apreció que estos niños se mostraban nerviosos, hiperactivos y continuamente expectantes, como si algo malo fuera a pasar de un momento a otro. También eran extremadamente cautelosos ante la novedad, como si hubieran perdido esa curiosidad innata de los niños.
 
Años más tarde, Payne apreció que muchos de los niños que necesitaban su ayuda mostraban los mismos comportamientos que los pequeños que provenían de países en guerra. Sin embargo, lo extraño es que estos niños vivían en Inglaterra, por lo que su entorno era completamente seguro. Entonces, ¿por qué mostaran síntomas típicos del estrés postraumático?
 
Payne piensa que aunque los niños de nuestra sociedad están seguros desde el punto de vista físico, mentalmente están viviendo en un entorno similar al que se produce en las zonas de conflictos armados, como si su vida peligrara. Estar expuestos a demasiados estímulos provoca un estrés que se va acumulando y obliga a los niños a desarrollar estrategias para sentirse a salvo. 
 
De hecho, los niños de hoy están expuestos a un flujo constante de información que no son capaces de procesar. Se ven obligados a crecer deprisa ya que los adultos colocan demasiadas expectativas sobre ellos, haciendo que asuman roles que en realidad no les corresponden. De esta manera, el inmaduro cerebro de los niños es incapaz de seguir el ritmo que impone la nueva educación, y se produce un gran estrés, con las consecuencias negativas que este provoca.
 

Los cuatro pilares del exceso

 
Como padres, normalmente queremos darle lo mejor a nuestros hijos. Y pensamos que si un poco está bien, más será mejor. Por eso, ponemos en práctica un modelo de hiperpaternidad, nos hemos convertido en padres helicóptero que obligan a sus hijos a participar en una infinidad de actividades que, supuestamente, les preparan para la vida. 
 
Por si no fuera suficiente, llenamos sus habitaciones de libros, dispositivos y juguetes. De hecho, se estima que los niños occidentales tienen, como media, 150 juguetes. Es demasiado, y cuando es demasiado, los niños se sienten abrumados. Como resultado, juegan de manera superficial, pierden el interés fácilmente por los juguetes y por su entorno y no desarrollan su imaginación.
 
Por eso, Payne afirma que los cuatro pilares del exceso sobre los cuales se erige la educación actual de los niños son:
 
1. Demasiadas cosas
 
2. Demasiadas opciones
 
3. Demasiada información
 
4. Demasiada velocidad
 
Cuando los niños son abrumados de esta forma, no tienen tiempo para explorar, reflexionar y liberar las tensiones cotidianas. Demasiadas opciones terminan erosionando su libertad y les roba la oportunidad de aburrirse, que es fundamental para estimular la creatividad y el aprendizaje por descubrimiento.
 
Poco a poco, la sociedad ha ido erosionando la maravilla que implica la infancia, hasta tal punto que algunos psicólogos se refieren a este fenómeno como “la guerra contra la infancia”. Basta pensar que en las dos últimas décadas los niños han perdido una media de 12 horas semanales de tiempo libre. Incluso los colegios y las guarderías han asumido una orientación más académica. 
 
Sin embargo, un estudio realizado en la Universidad de Texas ha desvelado que cuando los niños juegan deportes bien estructurados se convierten en adultos menos creativos, en comparación con los pequeños que han tenido mucho tiempo libre para jugar. De hecho, los psicólogos han notado que la forma de jugar moderna genera ansiedad y depresión. Obviamente, no se trata solo del juego más o menos estructurado sino también de la falta de tiempo.
 

Simplificar la infancia 

 
La mejor manera de proteger la infancia de los niños es decir “no” a las pautas que la sociedad pretende imponer. Se trata de dejar que los niños sean simplemente eso, niños. La vía para proteger el equilibrio mental y emocional de los niños consiste en educar en la simplicidad. Para lograrlo es necesario:
 
- No atiborrarles de actividades extraescolares que, a la larga, probablemente no le servirán de mucho.
 
- Dejarles tiempo libre para que jueguen, preferentemente con otros pequeños o con juguetes que puedan estimular su creatividad, no con juegos estructurados.
 
- Pasar tiempo de calidad con ellos, es el mejor regalo que pueden hacerles los padres.
 
- Crear un espacio de tranquilidad en sus vidas donde puedan refugiarse del caos cotidiano y aliviar el estrés.
 
- Asegurarse de que duermen lo suficiente y descansan.

- Reducir la cantidad de información, asegurándose de que esta sea comprensible y adecuada a su edad, lo cual implica hacer un uso más racional de la tecnología.
 
- Simplificar su entorno, apostando por menos juguetes y cerciorándose de que estos estimulan realmente su fantasía.
 
- Disminuir las expectativas sobre su desempeño, dejándoles que sean simplemente niños.

Recuerda que los niños tienen toda la vida por delante para ser adultos, mientras tanto, deja que sean niños y disfruten de su infancia. 
 
 
Fuentes:
Bowers, M. T. et. Al. (2014) Assessing the Relationship Between Youth Sport Participation Settings and Creativity in Adulthood. Creativity Research Journal; 26(3): 314-327.
Payne, K.J. (2009). Simplicity Parenting. New York: Ballantine Books. 

Rincón de la Psicología ~ 17:07

 

 

 

 

 

"Los niños son una esponja": el mito que está arruinando la educación

29.03.2016 12:35

"Los niños son una esponja": el mito que está arruinando la educación

Educación España

Cuando estás en tus primeros años en la escuela y haces el experimento de poner una judía dentro de un bote de cristal con tierra, te dicen que la riegues con mimo y paciencia. Al cabo de unos días comienzan a brotartallos verdes que se dirigen a la superficie para coger aire. Has entendido cómo funciona la vida. Y esa imagen se te quedará grabada para siempre.

Lo mismo que sucede con la judía, sucede contigo. Los primeros años de tu vida son los más esenciales respecto a todo. Y por todo, a esa edad, entendemos educación. Te tienen que regar con paciencia, y gota a gota. Y si es así saldrás con los tallos verdes erguidos hacia arriba. Si no, es posible que te ahogues o que no puedas absorber el resto de agua que te echen.

VER TAMBIÉN: En el país con la mejor educación del mundo los niños no aprenden a leer

Sin embargo, la importancia que debería tener la educación en esos primeros años es inversamente proporcional a la importancia que en la mayoría de países se le da. España es el país que, año tras año, saca la peor calificación en el informe de Educación PISA. Y hemos ido a la raíz de este problema: la educación infantil.

1. Demasiado obsesionados con leer y escribir

 

 

 

Anna Wennberg es directora de un parvulario concertado en Barcelona y profesora de Educación en la Universidad Abat Oliva, también privada. Para ella, el principal problema que afecta a la educación infantil es que “tenemos prisa por todo”, que estamos como en una especie de “sociedad de la inmediatez”.

“Todos hemos de correr y llegar a mucho, y esto se ha trasladado al mundo infantil. De alguna manera hemos llegado a un currículum donde queremos que los niños aprendan muchísimas cosas. Y con la excusa de que el cerebro de un niño es una esponja, creemos que tenemos que hacer con ellos todo”, asegura.

Susana Calbo lleva 21 años de profesora de educación infantil. Ha estado 11 años en una escuela concertada y 10 en la pública. Y coincide con Wennberg: "La educación infantil en España está mal planteada desde un principio porquequeremos que los niños, desde muy temprana edad, sepan leer y escribir ya, pero todo el trabajo previo no se hace”.

Con la excusa de que el cerebro de un niño es una esponja, creemos que tenemos que hacer con ellos todo

Los puntos de vista de Wannberg y Calbo contrastan con la educación infantil en Finlandia, el país que sí saca la mejor nota en PISA año tras año. En Finlandia, el currículum educativo para los niños de los 0 a los 6 años prioriza el juego y, a través de él, todas las aptitudes del movimiento, de los sentidos, de la interacción social y emocional.

“Lo que al final pasa en Finlandia es que dicen que da igual que hagas correr a los niños todo lo que quieras, porque si no se cimienta bien, si la base no está bien puesta, ya puedes correr que luego eso no se aguanta”, dice Wannberg.

“Ellos [los fineses] demuestran que un niño que tiene oportunidades de jugar y oportunidades de movimiento, luego aprende de una manera natural, con libertad, sin tanta presión o dirección. Y ese niño está poniendo raíces para cimentar luego el resto de su educación y adquirir conocimientos”, añade.

Queremos que los niños, desde muy temprana edad, sepan leer y escribir, pero sin un trabajo previo es imposible

Cuenta Wannberg su experiencia con niños que empiezan a leer y a escribir a los 3 años y la de los que lo hacen a los 6: “Al final, cuando llegan al primer curso de Primaria, están en la misma situación. Unos no son mejores que otros, solo que los que han aprendido a leer más tarde, han desarrollado una serie de cosas esenciales que los otros no han hecho”.

¿Por qué si, los resultados de Finlandia son antagónicamente mejores, en España no se hace lo mismo?

De nuestra conversación con ambas profesoras, concluimos que los problemas son tres: el currículo, los padres y los profesores. Y detrás de estos tres problemas, la falta de recursos para Educación, castigada duramente por los recortes durante la crisis.

 

2. ¿Qué hemos diseñado para que estudien los niños en los primeros años?

El currículo educativo español en educación infantil promueve áreas educativas que tienen que desarrollarse en los niños, pero es amplio y goza de una gran flexibilidad en su aplicación. Al final, es como un margen en el que tienen que moverse las guarderías y los parvularios.

Pero luego, cada centro, lo aplica como considera más oportuno. Y esto sucede en los centros privados y en los públicos.

“Los estilos educativos de cada escuela o parvulario son los que imponen. En el mismo currículo nos movemos todos, pero luego hay escuelas que respetan mucho la diversidad y otras en las que parece que hay que correr”, dice Wennberg.

 

El profesor puede hacer lo que quiera cuando cierra la puerta, siempre que no haya quejas de los padres.

 

Y Calbo explica: “El currículo es demasiado extenso. En el día a día no puedes hacer temarios tan amplios. Por un lado está bien que sea globalizado porque tienes más libertad de movimientos. Pero la parte mala es que si te toca un mal profesor, puede ser desastroso, porque no tiene nada a dónde agarrarse, ni libros ni nada”.

En muchos casos, el currículo ni siquiera depende de la dirección, sino del profesor o profesora: “El profesor puede hacer lo que quiera cuando cierra la puerta, siempre que no haya quejas de los padres. Cierras la puerta y eres la reina del castillo”, dice Calbo.

Si te toca un mal profesor, puede ser desastroso

3. Los padres son los grandes enemigos involuntarios de la educación de sus hijos

 

 

“Si los padres no se quejan no hay ningún control”, explica Calbo. Es decir, que junto a la libertad y la amplitud del currículo, los padres son los que controlan la educación. Pero ese control no vela porque la educación sea mejor o peor, sino por sus propios intereses o percepciones de cómo debería hacerse.

“Si el profesor de al lado tiene un álbum más delgadito es que no ha trabajado”, dice Calbo. Eso, para ella es lo que perjudica más a la educación primaria. Los padres quieren cuantificarlo todo y eso genera una presión en las escuelas.

Unos dicen que su niño ya sabe leer, entonces los otros vienen a exigir que se enseñe a leer al suyo

Calbo explica que “existe un elemento comparativo entre las familias. Unos dicen que su niño ya sabe leer, entonces los otros vienen a exigir que se enseñe a leer al suyo”.

Todo esto, al final, provoca una competición entre las escuelas, una guerra de márketing de guarderías y parvularios que prometen los métodos más innovadores, o que los niños aprenderán a leer más rápido.

Los padres quieren cuantificarlo todo, y eso genera una presión en las escuelas

 Venden mucho humo. La guardería que mejor marketing tiene es la que se lleva la fama, pero luego los resultados son malos”, dice Calbo.

Wennberg añade: “ El márketing lo ha inundado todo. Se vende un método, se ponen nuevos atractivos... En el fondo podríamos estar haciendo todos lo mismo pero unos lo han disfrazado y lo han vendido como otra cosa”.

4. Los peores profesores para la asignatura más difícil... de la vida

 

 

Otro de los problemas es la falta de preparación de los profesores de infantil. O, más que la falta de preparación, la falta de vocación y la poca importancia que se le da a los primeros años de educación.

En la actualidad, en España, los profesores y profesoras de infantil tienen que tener un módulo para enseñar de los 0 a los 3 años y un grado superior para enseñar de los 3 a los 6. Pero, posiblemente, debiera ser al revés.

“Son las edades más importantes, es cuando más control debería haber porque son sus primeras experiencias fuera de casa y todo eso tiene mucha repercusión. Por el contrario, se considera que la profesora que no es tan válida puede estar ahí, en la guardería. ¡Es un gran error, tendrían que ser las mejores!”, dice Calbo.

Ser profesor o profesora de infantil no puede caer en un trabajo rutinario ¡Estás llenando la mochila de la vida de estos niños!

Wennberg, por su parte, explica que después de 5 años enseñando en la universidad, le preocupa “que la gente vaya a sacarse títulos por tener algo asegurado”.

“La educación es un trabajo absolutamente vocacional y mucho más la infantil. La gente que está en infantil tiene que ser muy consciente que tiene en sus manos una etapa importantísima en el desarrollo de un niño. Y no puede caer en un trabajo rutinario ¡Estás llenando la mochila de la vida de estos niños! No es algo que no tenga importancia”, continúa Wennberg.

5. Currículo, padres y profesores: mezclar con recortes y tenemos un nuevo PISA

 

La educación infantil tiene un gran problema de enfoque. Y está en una inercia que ha sido potenciada por los recortes que ha sufrido durante los años de la crisis.

Calbo cuenta que ojalá pudiera tener juegos como los que tienen en Finlandia. O aulas habilitadas para hacer ejercicios que desarrollen las capacidades motoras y sensoriales de los niños. Se queja de que al final tiene pupitres y clases con 28 niños.

Tengo a niños déficit de atención, uno epiléptico y la clase llena. No puedo prestar atención al desarrollo de cada uno

“Tengo a niños con déficit de atención, uno epiléptico y la clase llena. No puedo prestar atención al desarrollo de cada uno, que se tiene que atender de manera particular”, dice Calbo.

Si no hay dinero, hay menos profesores —con sueldos escandalosamente bajos— y por tanto tocan a más alumnos por profesor.

Wennberg, que goza de una posición más aliviada en su centro concertado, no tiene ninguna prisa en que los niños se sienten en una silla y un pupitre. “Queremos que se muevan porque así aprenden a hacerlo todo”.

Pero a Calbo no le queda otra opción que hacer malabarismos: “Si no hacemos algo mucho más constructivo, que los niños puedan aplicar sus conocimientos a su entorno real, seguiremos igual de mal”, concluye.

 

 

 

 

 

 

Consejos para reducir la ansiedad en los niños

17.03.2016 10:40

Consejos para reducir la ansiedad en los niños

Consejos para reducir la ansiedad en los niños

Los niños son seres inocentes a los que les encanta vivir el presente, disfrutar del momento y ser feliz en todo momento. Pero desgraciadamente también existen algunos síntomas comunes en los niños y adolescentes en edad escolar que muestran como sufren ansiedad.

El estrés y la ansiedad pueden estar presente en los niños y por eso es necesario saber algunas formas para reducirlo y que puedan vivir con un buen bienestar emocional.

 

Anima a tu hijo a enfrentarse a sus miedos y no a huir de ellos

Cuando las personas tenemos miedo a las situaciones tendemos a evitarlas para no pasarlo mal. Sin embargo, evitar las situaciones provoca aún más ansiedad. Perocuando un niño se enfrenta a sus miedos, aprenderá a que la ansiedad se reduce de forma natural por sí sola con el tiempo.

El cuerpo no puede permanecer en estado ansioso por mucho tiempo por lo que nosotros mismos encontramos la forma de mantener el cuerpo en calma. Por lo general, la ansiedad se reducirá a los 45 minutos si permaneces en una situación que provoca ansiedad.

Pero cuando se anima a un niño a hacer frente a sus miedos, no hay que empujarle ni obligarle a hacerlo, simplemente se le deberá guiar para que sea él mismo quien tome conciencia de sus miedos y sea capaz de poder afrontarlo poco a poco.

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Está bien ser imperfecto

Son muchos los padres que en ocasiones sienten la necesidad de que los hijos tengan éxito en todo, como en deportes, en la escuela o en cualquier otra situación. Pero no se debe perder de vista que los niños necesitan ser niños, necesitan equivocarse y aprender de los errores. El esfuerzo es mucho más importante que la meta y es necesario animar a los niños a esforzarse por conseguir buenos resultados, pero es más importante aún hacerle ver que dentro de la imperfección se encuentra la belleza de las personas.

Anímalo a expresar su ansiedad

Si tu hijo dice que está preocupado por algo no le quites importancia ni le digas que está bien. Esto no ayudará a tu hijo a estar mejor porque lo único que sentirá es que no lo comprendes ni te importa lo que le está ocurriendo.

Es necesario que valides la experiencia de tu hijo diciendo cosas como por ejemplo: “Sí, es verdad que pareces preocupado, ¿qué es lo que te ocurre? Cuéntamelo e intentemos buscar una solución”. Después, también es necesario hablar sobre las emociones y temores que está teniendo.

Ver la parte buena de las cosas

Muchas veces los niños que tienen ansiedad pueden perderse en pensamientosnegativos y en autocríticas bastante duras. En ocasiones se centran en que el vaso está medio vacío en lugar de verlo medio lleno, y suelen sentir preocupación por las cosas que puedan pasar en el futuro.

Es necesario que ayudes a tus hijos a ver el vaso siempre medio lleno y que te centres en los atributos positivos que tiene, así tu hijo aprenderá  a centrarse en las cosas buenas.

Hacer cosas que le gusten y le relajen

Los niños necesitan tiempo para relajarse, hacer cosas que le gustan y sobre todo, para ser niños. Por desgracia, a veces, incluso las actividades más divertidas como el deporte puede provocarles ansiedad cuando se trata de competición o cuando no disfrutan de estas actividades.

Por eso es necesario asegurarse de que el niño quiere hacer esas actividades y que se lo pasa bien. Para ello podéis programar en casa tiempo para jugar, para hacer deporte, para meditar o hacer yoga en familia, etc.

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Ayuda a tu hijo a resolver los problemas desde la calma y la serenidad

Además de ser un buen modelo de calma y serenidad, cuando hayas podido validar las emociones de tu hijo deberás escucharle y ayudarle a resolver los problemas desde la calma. Esto significa que entre los dos tendréis que buscar la solución a lo que está ocurriendo, pero no es solucionar los problemas, si no identificar las posibles soluciones.

Y también es una buena idea practicar ejercicios de respiración y relajación en familia para ayudarle a gestionar sus emociones negativas y a que pueda relajar su mente.

 

Las técnicas de relajación y respiración siempre serán una buena idea para realizar todos juntos en el hogar.

 

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